Valencia Basket sorprendió en la primera mitad con una ejecución ofensiva precisa y un ritmo sostenido. Se fue al descanso arriba 51–44 ante un Real Madrid que no logró imponer su defensa ni controlar el perímetro. El dominio taronja se reflejó en los porcentajes y en la narrativa del juego.
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Valencia anotó el 54% de sus tiros de campo y superó al Madrid en asistencias (12 a 9), mostrando fluidez y lectura. Aunque los blancos dominaron en rebotes totales (20 a 19), su defensa cometió 14 faltas y permitió tiros cómodos, especialmente en la pintura y desde el triple.
Los blancos mantuvieron el partido abierto gracias a su efectividad en tiros libres (7 de 7) y algunos destellos individuales. Pero el equipo taronja controló el ritmo con mejor selección de tiro y menos pérdidas. El entretiempo sirvió para que ambos equipos corrigieran errores y sentenciar el juego.
Valencia Basket y una segunda parte para sentenciar el título
El último cuarto comenzó con paridad, pero Valencia Basket elevó su eficacia ofensiva. Anotó el 53% de sus tiros de campo y mantuvo temple desde la línea, con 13 de 17 en libres. Madrid respondió en la pintura, pero falló en el perímetro y acumuló pérdidas en momentos clave.
Valencia cerró mejor en rebotes ofensivos (5 a 4) y robos (5 a 2), imponiendo lectura y carácter. Aunque no anotó triples en el tramo final, sostuvo el ritmo con ataques cortos y defensa activa. Madrid, con 14 faltas en el cuarto, perdió control emocional y margen táctico.
El 98–94 final consagra a Valencia como campeón de la Supercopa Endesa, en una victoria que respira ejecución y resistencia. Real Madrid compitió hasta el último segundo, pero no logró imponerse. El título refuerza el proyecto taronja y deja lecturas simbólicas sobre jerarquía y carácter colectivo.