Cuando solo faltan 3 días para el Miss Universo 2025, estalló otra bomba mediática. Omar Harfouch, quien había sido anunciado como miembro del jurado de la competición internacional, alzó la voz para confirmar su renuncia y acusar falta de claridad en el proceso de selección.
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Según él, fue testigo de una votación previa de la que no se le informó y que asegura, incluyó a personas ajenas al jurado oficial. “Fingir lo contrario sería deshonesto”, declaró el artista-empresario, dejando al descubierto una grieta en el escenario de glitz y glamour.
El detonante que lo llevó a renunciar
El conflicto estalló cuando Harfouch afirmó que, tres días antes de la final que se celebrará el próximo 21 de noviembre en Tailandia, se efectuó una votación secreta para preseleccionar al Top 30 de las 136 concursantes.
Omar afirma que, la votación habría sido realizada por personas que no formaban parte del jurado oficial, y que sólo un individuo conoce los resultados. Para añadir tensión, esa persona pertenece a una organización nacional participante, lo que Harfouch señala como un claro “conflicto de intereses”.
Visiblemente incómodo ante la idea de “avanzar en el escenario” legitimando un proceso del cual no fue parte, el hombre concluyó: “No podía estar (…) fingiendo legitimar un voto en el que nunca participé”.
Su decisión de retirarse del jurado llegó acompañado de críticas hacia la falta de transparencia de la organización.
¿Qué respondió la Organización Miss Universo?
Tras el revuelo mediático, Miss Universe Organization emitió un comunicado para aclarar que todos los procedimientos de evaluación “siguen siendo oficiales, transparentes y plenamente regidos por los protocolos MUO”.
La organización detalló que la votación cuestionada formaba parte del programa hermano titulado Beyond the Crown, y no de la competencia oficial de coronación. Por ello, incitan a que el público se atenga únicamente a comunicaciones verificadas por la organización.
La respuesta oficial busca contener el daño reputacional justo cuando falta poco para que la atención global se fije en el show, pero los señalamientos de Harfouch introducen una tensión poco habitual en este tipo de eventos.
Para las organizadoras, es un momento delicado. El certamen se proyecta como una plataforma de empoderamiento, belleza y valores, pero una controversia de este tipo puede minar el mensaje institucional.
A su vez, el público más crítico podría cuestionar el peso real del voto del jurado, la equidad de la competencia y la autenticidad del resultado final.