El presente de Vinicius Jr en el Real Madrid parece ser cada vez más complejo. El brasileño vive un momento marcado por el desgaste con Xabi Alonso, la demora en su renovación contractual y los susurros de una posible marcha hacia Arabia Saudita.
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Luego de ser sustituido en 'El Clásico' del pasado domingo frente al Barcelona, el jugador mostró una actitud inconforme, dando a entender una ruptura de la relación entre él y el estratega merengue.
Desde el arranque de la temporada, la relación entre Vinicius y el entrenador blanco ha mostrado grietas. Varias decisiones tácticas polémicas, sustituciones prematuras y diferencias de criterio habrían generado fricción entre ambos.
Aunque sobre el césped el atacante sigue impactando, convirtiendo cinco goles y cuatro asistencias en diez partidos de liga, internamente, el malestar crece por la desconexión profesional que perciben sus cercanos.
¿Se va del Real Madrid?
Por otro lado, la esperada ampliación de contrato se encuentra en punto muerto. Fuentes consultadas indican que las negociaciones enfrentan obstáculos en el aspecto económico y en vetos de intermediarios.
En este contexto, el entorno del jugador no descarta que la situación se mantenga latente hasta 2026, lo que alimenta especulaciones sobre quién terminará cediendo ante la presión del mercado.
Pretendientes en Arabia
El mercado del fútbol, por su parte, mantiene sus ojos puestos en Madrid. Desde Arabia Saudita han llegado ofrecimientos tentadores para jugadores de élite, y el nombre de Vinicius no es excepción. Esos rumores añaden tensión al panorama madridista y colocan al club ante la disyuntiva de retener una figura clave o dejar que su futuro se defina lejos del Santiago Bernabéu.
Aun con estas complicaciones, Vinicius sigue mostrando destellos de brillo: goles decisivos, desequilibrio constante y presencia en momentos claves. Para el Madrid, su rendimiento es un activo valioso, pero esa misma valía podría transformarse en cabeza de negociación si las partes no sellan pronto una comunión de intereses.
Para el aficionado merengue, este conflicto interno debe resolverse con inteligencia. Retener al brasileño exige que las piezas contractuales, deportivas y emocionales encajen. Y en una temporada en la que cada punto cuenta, las fisuras fuera del campo podrían terminar pesando tanto como las jugadas dentro del terreno de juego.