Fátima Bosch, coronada recientemente como Miss Universo 2025, no solo se ha ganado una corona, sino también los corazones de muchos al compartir sin tapujos su diagnóstico de TDAH. Según su relato, de niña creció sintiéndose diferente, incomprendida.
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En la primaria, confesó en entrevista que sus maestras la mandaban continuamente “a que sacara energía”, le repetían tareas o castigos, lo que a los ojos de muchos era solo “una niña inquieta”, pero para ella significaba sentirse juzgada, insuficiente, “un desastre escolar”.
La historia de lucha de Fátima Bosch
La historia de Fátima demuestra que el TDAH no define tu límite sino lo que define tu límite es lo que haces con él. A pesar del bullying, las dificultades escolares, y la incomprensión, la mexicana no se rindió.
Aquellos episodios, que la hicieron llorar de noche y dudar de sí misma, marcaron su infancia. Pero lejos de doblegarla, decidieron formar el carácter de una mujer determinada, que hoy usa su voz para reivindicar la neurodivergencia.
“Tristemente a los niños que nacen con una condición neurodivergente la escuela no los apoya y no pone los sistemas necesarios para poder desarrollar las habilidades que estos niños tienen, entonces creces pensando que eres un inútil, que eres insuficiente. Todas las noches llegaba a mi casa y lloraba porque una niña de ocho años pensaba que si no podía con la primaria no iba a poder con la secundaria y cómo iba a poder con la prepa, menos la universidad”, se sinceró.
La reina de belleza logró ingresar a la universidad que deseaba, estudió diseño de moda, formó su carácter y hoy usa su plataforma de reina internacional para dar visibilidad a la neurodiversidad.
Al convertirse en Miss Universo 2025, decidió hablar abiertamente sobre su TDAH, su infancia dura y su crecimiento personal. Con ello, envía un mensaje claro: sentirse “diferente” no es un defecto, sino una forma distinta de ser, con virtudes propias.
¿Qué es el TDAH?
El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo caracterizado por una combinación persistente de síntomas de inatención, hiperactividad e impulsividad.
No es simplemente “ser despistado” o “inquieto”, quienes lo padecen pueden tener dificultades reales para concentrarse, seguir instrucciones, organizarse o controlar impulsos. Estas dificultades suelen empezar en la infancia y, en muchos casos, persisten en la adultez.
Existen distintas presentaciones del trastorno, pues, algunas personas muestran principalmente inatención, otras hiperactividad/impulsividad, y otras una mezcla de ambas.
Para quienes conviven con TDAH, la vida diaria puede presentar retos importantes: desde estudios y trabajo hasta relaciones personales y autoestima. Pero también implica una forma distinta de procesar el mundo, a menudo acompañada de creatividad, intensidad emocional y sensibilidad.