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MLB: La maldición del Bronx: ¿Pesa jugar en los Yankees?

El uniforme a rayas parece generar una presión extra a jugadores con números élite

Sabado, 09 de agosto de 2025 a las 03:10 pm
MLB: La maldición del Bronx: ¿Pesa jugar en los Yankees?
Foto: Cortesía
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Vestir el uniforme de los Yankees de Nueva York es sinónimo de historia, gloria y exigencia. Pero también puede convertirse en una carga emocional y competitiva que no todos los peloteros logran soportar. A lo largo de los años, varios jugadores élite han llegado al Bronx con credenciales impecables, solo para vivir la peor temporada de sus carreras. ¿Es la presión? ¿El entorno? ¿O simplemente una coincidencia repetida?

Casos emblemáticos de estrellas que se apagaron en Nueva York

Kenny Rogers

El lanzador zurdo venía de siete temporadas buenas con los Rangers de Texas, incluso fue llamado a su primer Juego de Estrellas en 1995, antes de llegar a los Yankees en 1996. Luego de ganar 17 juegos y dejar efectividad de 3.38, en su primer año con los Mulos logró 12 triunfos, su efectividad se disparó a 4.68 y su WHIP se elevó a 1.46. Además, sus ponches cayeron drásticamente, de 140 a solo 92.

En Texas, Rogers era el as del staff, incluso un All Star ese año y lanzó un juego perfecto en 1994. En Nueva York, nunca logró adaptarse al peso del uniforme. Su estilo de juego (más de contacto que de poder) no encajó con la exigencia mediática ni con la agresividad del Bronx. Fue excluido del roster de la postemporada de 1996 luego de un escandaloso 14.14 de promedio de carreras limpias en cuatro encuentros.

Javier Vazquez

El boricua fue figura en la rotación de los Expos de Montreal desde 1998 al 2003. Dejó efectividad de 3.24 y más de 230 ponches en su último año. Pero en 2004 con los Yankees, su efectividad se disparó a 4.91 y fue protagonista de la debacle en el Juego 7 ante Boston. Fue traspasado tras una sola temporada a los Cascabeles, donde mejoró su promedio, lanzó tres juegos completos y superó su tasa de ponches.

Carl Pavano

Tras una brillante campaña en 2004 con los Marlins (efectividad de 3.00 en 222 innings), invitación al Juego de Estrellas y sexto en la carrera por el Cy Young, Pavano firmó por 39.95 millones de dólares con los Yankees. ¿Resultado? Lesiones constantes, promedio de 4.77 en su primer año y apenas 11 aperturas combinadas en los siguientes dos. Su paso por Nueva York fue sin penas ni glorias.

Kevin Youkilis

Con tres Juegos de Estrellas y una reputación como bateador disciplinado, Youkilis llegó a los Yankees en 2013 tras una sólida carrera con los Medias Rojas. Pero su paso por el Bronx fue efímero: apenas 28 juegos, promedio de .219 y múltiples lesiones. Fue su última temporada en MLB.

Jacoby Ellsbury

Ellsbury llegó con credenciales de MVP y campeón con los Medias Rojas de Boston. Aunque su primer año fue aceptable, su rendimiento cayó en picada. Lesiones, bajo poder ofensivo y una desconexión con la afición marcaron su etapa en Nueva York. Su contrato terminó siendo uno de los más criticados de la década.

Josh Donaldson

Josh Donaldson llegó a los Yankees en 2022 con el cartel de ex MVP y aún con números respetables en Minnesota: en 2021 bateó .247 con 26 jonrones, 72 impulsadas y un OPS de .827, mostrando poder y disciplina en el plato. Sin embargo, su paso por Nueva York fue una caída libre. En su primer año con los Yankees, su promedio bajó a .222, conectó apenas 15 cuadrangulares y su OPS cayó a .682, por debajo del promedio de la liga.

En 2023, la situación empeoró: bateó un alarmante .142 en 33 juegos, con solo 15 impulsadas y un OPS de .659. Su presencia en el clubhouse fue cuestionada, y su actitud en el campo generó críticas tanto internas como externas. A los 37 años, con lesiones recurrentes y sin poder recuperar su forma, fue liberado por los Yankees y terminó brevemente en Milwaukee, sin mayor trascendencia.

Joey Gallo

Joey Gallo llegó a los Yankees en 2021 tras una sólida etapa con los Rangers, donde era conocido por su poder descomunal y su capacidad para embasarse a pesar de un bajo promedio. En su último año completo en Texas, acumuló 25 jonrones, 55 impulsadas y un OBP de .379, con un OPS de .869, lo que lo convertía en un bateador de impacto con buena defensa en los jardines. Sin embargo, su paso por Nueva York fue un desastre desde el inicio. En su primera temporada con los Yankees, bateó apenas .160 con 13 jonrones en 58 juegos, y en 2022 su promedio cayó aún más a .159, con solo 12 cuadrangulares en 82 partidos.

Su OPS se desplomó a .621 y su presencia ofensiva fue prácticamente nula. Más allá de los números, Gallo confesó públicamente que la presión de jugar en el Bronx lo afectó mentalmente, mencionando que evitaba salir por miedo a las críticas de los fanáticos. Fue cambiado a los Dodgers en 2022, pero tampoco logró recuperar su forma.

Devin Williams

El caso más reciente y el más alarmante, quizá, de todos. Con los Cerveceros, Williams fue uno de los mejores relevistas de MLB: Con una efectividad de 1.75 entre 2020 y 2024, novato del año, dos invitaciones al Juego de Estrellas. Pero en su primer año con los Yankees, su efectividad se disparó a 5.73, perdió el rol de cerrador y fue señalado por falta de autocrítica. Permitió 24 carreras en sus primeras 46 apariciones, casi tantas como en sus últimos 145 juegos con Milwaukee.

¿Qué hay detrás del bajón?

La presión mediática, el ambiente del Yankee Stadium, las expectativas de la afición y el legado de leyendas como Ruth, Mantle y Jeter crean un ecosistema único. Algunos jugadores no logran adaptarse. Otros simplemente no encajan en el sistema. Pero el patrón se repite: llegar al Bronx puede ser el inicio del declive.

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