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La contaminación del agua potable en Estados Unidos por PFAS ha alcanzado niveles alarmantes, afectando a más de 172 millones de personas, por lo que la EPA considera esta situación como una amenaza para la salud pública, debido a que estos compuestos químicos son extremadamente persistentes y pueden permanecer por décadas en el ambiente.
La información se obtuvo mediante la Quinta Regla de Monitoreo de Contaminantes No Regulados (UCMR 5), que exige a las empresas de agua analizar 29 tipos de PFAS. Según el Environmental Working Group (EWG), hasta agosto de 2025 se han reportado 3.309 sitios contaminados, principalmente en la costa Este.
Qué son los PFAS
Estos compuestos, conocidos como “químicos eternos”, están presentes en productos de uso diario:
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Utensilios de cocina antiadherentes
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Empaques de comida rápida
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Textiles impermeables
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Espumas contra incendios
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Accesorios como relojes inteligentes
Su durabilidad es su mayor problema, ya que no se degradan con facilidad y tienden a acumularse en el agua, el suelo y el cuerpo humano.
La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) clasificó a algunos PFAS como carcinógenos del Grupo 1, confirmando su relación con el cáncer. Además, estudios recientes los asocian con:
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Enfermedades de tiroides
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Daño hepático
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Problemas de fertilidad
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Alteraciones en el sistema inmunológico
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Retrasos en el desarrollo infantil
Aunque no existe un límite general para todos los PFAS, la EPA estableció valores máximos para algunos de los más peligrosos:
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PFOA y PFOS: 4 partes por trillón
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PFHxS y PFNA: 10 partes por trillón
Se espera que todos los sistemas de agua terminen el monitoreo en 2027 y apliquen tratamientos correctivos antes de 2029 para cumplir con estas normas.