Luis Severino es uno de los lanzadores más irregulares de los últimos años en Grandes Ligas. Su gran 2024 con Mets lo llevó a firmar con Atléticos un contrato de 3x67 en 2025; sin embargo, a solo un año de eso, la relación está totalmente rota con la franquicia de Sacramento.
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Severino criticó públicamente las condiciones en Sacramento: aforo bajo, instalaciones de Ligas Menores, sensación de Spring Training, entre otras cosas. Sus declaraciones cayeron muy mal en la oficina de Atléticos, que ya lo considera un candidato para cambiar de aires.
El dominicano entra al segundo año de un acuerdo de tres temporadas por 20 millones anuales, el mayor contrato garantizado en la historia del club. Su rendimiento irregular y el malestar mutuo lo colocan entre los objetivos de cambio del invierno, aunque el retorno sería limitado para la franquicia.
Luis Severino y su irregular inicio con Atléticos en 2025
Luis Severino viene de un 2025 irregular con récord de 8-11 y efectividad de 4.54. El contraste fue impresionante: ERA sobre 6.00 en Sacramento y apenas 3.00 fuera de Sutter Health Park, alimentando su molestia con el estadio temporal y el contexto competitivo.
Severino no lució el nivel mostrado con Mets de Nueva York en 2024, donde los ayudó a llegar a la Final de Conferencia de Liga Nacional. De hecho, se vio vulnerable en un equipo que ganó 76 juegos y todo múltiples peloteros estelares; sin olvidar a dos candidatos y al Ganador del Novato del Año.
¿Qué puede ocurrir con Luis Severino de cara a 2026?
La realidad es que Luis Severino firmó un contrato muy complicado de traspasar. Lo que puede terminar ocurriendo es que todo se quede en la nada misma: continua jugando con Atléticos en 2026, hasta que mejore un poco el nivel y sea cambiado antes de la fecha límite de cambios.
En primer lugar él no ha dado un rendimiento acorde a lo que ganó en 2025; segundo, es público y notorio que tanto pelotero como equipo no quieren seguir juntos. Tercero, todo esto junto le resta al equipo poder negociar y recibir un alto retorno, así que aguantar al jugador parece lo más acertado.