El quinto y decisivo juego de la Serie Divisional de la Liga Americana (SDLA) entre los Marineros de Seattle y los Tigres de Detroit de este viernes no solo será recordado como uno de los encuentros más largos de postemporada en la historia, sino por algunas actuaciones individuales y, curiosamente, por el arbitraje.
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Para el aficionado imparcial, este fue el paraíso del béisbol. Hubo excelentes lanzadores, bateo decisivo, un dramatismo excepcional e incluso un arbitraje de primera línea.
Casi perfecto
A lo largo de 15 entradas, 472 lanzamientos en total y casi cinco horas de juego, el árbitro principal (de home), Alan Porter, estuvo casi perfecto. El principal cantó correctamente 219 de 228 bolas y strikes, una impresionante tasa de precisión del 96%, según Umpire Scorecards.
Y aunque Porter no fue perfecto (algunos podrían señalar su llamada de strike contra el campocorto de los Marineros, J.P. Crawford, o, en el caso de los Tigres, el pelotazo declarado al jardinero de los Marineros, Víctor Robles, una decisión un tanto controvertida que fue en contra de Detroit), su desempeño fue histórico.
En general, esta fue una actuación sobresaliente de un árbitro de la MLB en el escenario más importante del juego, en un momento en que el arbitraje está bajo la lupa más que nunca.