Aunque está circulando una información en las redes sociales sobre la eliminación de los signos ch y ll del abecedario, esta medida no es nueva. En 1994, la Real Academia Española (RAE) las retiró tras considerarlas unidades independientes.
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En el X Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española, efectuado en Madrid, se acordó que tanto la ch y ll serán considerados signos independientes “a la hora de ordenar alfabéticamente las palabras en el diccionario”.
Luego, conformaron un apartado propio en el diccionario académico desde la cuarta edición (1803) hasta la vigesimoprimera (1992). No obstante, el cambio se produjo en la vigesimosegunda edición (2001), cuando las palabras que las contenían empezaron a alfabetizarse dentro de la “c” y la “l”.
A pesar de que seguirán utilizándose, precisaron que no son letras sino dígrafos, un grupo de dos letras que conforman un solo fono o sonido. Además, continúan formando parte de la escritura y se mantendrá su uso en el tiempo.
De acuerdo a la RAE, la decisión permite que el abecedario sea “más coherente” con otros alfabetos, el cual está compuesto por signos individuales. En este sentido, el abecedario oficial quedó establecido con 27 letras: a, b, c, d, e, f, g, h, i, j, k, l, m, n, ñ, o, p, q, r, s, t, u, v, w, x, y, z.
¿Desde cuándo formaban parte del abecedario?
Los dígrafos ch y ll eran considerados parte del abecedario español desde la segunda edición de la ortografía académica, publicada en el año 1754. Los nombres respectivos eran che y elle, los cuales se empleaban para expresar un fonema en español.
¿Cuál es la actualización de la RAE?
Cabe destacar que no desaparecerán del sistema gráfico, dichas combinaciones de letras serán utilizadas en la escritura de palabras españolas.
La modificación se basa en reducir el alfabeto a sus componentes básicos, por lo que el español se suma a las lenguas de la escritura alfabética, donde incorporan los signos simples en el abecedario y ciertas combinaciones de grafemas relacionados con algunos fonemas.