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El Índice de Precios al Consumidor (IPC) en Estados Unidos mostró un aumento mensual del 0,4% en diciembre, mientras que la inflación anual se ubicó en 2,9%, según informó la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS). Aunque estos números cumplen con las expectativas del mercado, reflejan que el problema inflacionario aún no está completamente resuelto.
La inflación subyacente, que excluye alimentos y energía, cerró en 3,2%, lo que representa una leve mejora respecto al mes anterior. Los precios de la energía subieron un 2,6% anual, con un incremento mensual del 4,4% en la gasolina, que representó el 40% del aumento general del IPC en diciembre. Sin embargo, a nivel anual, los precios energéticos descendieron un 0,5%.
Por su parte, los alimentos registraron un aumento mensual del 0,3% y una variación anual del 2,5%, con productos como los huevos experimentando un alza anual significativa del 36,8%.
Otros sectores también influyeron en el comportamiento del IPC, los precios de los vehículos usados crecieron un 1,2% mensual, mientras que los autos nuevos subieron un 0,5%. En el sector servicios, los seguros de automóviles aumentaron un 0,4% y los servicios de transporte un 0,5%.
La Reserva Federal (Fed) enfrenta el desafío de reducir la inflación al 2%, su objetivo a largo plazo, aunque las cifras actuales son mejores que las de 2023, cuando la inflación general estaba en 3,3% y la subyacente en 3,9%, los avances han sido lentos. Analistas como Ellen Zentner, de Morgan Stanley, señalan que es poco probable que estos datos cambien las decisiones inmediatas de la Fed, pero podrían moderar su enfoque hacia futuras alzas de tasas.
Aunque los mercados reaccionaron positivamente a la publicación del IPC, los trabajadores enfrentan un panorama más complicado. Las ganancias por hora ajustadas por inflación disminuyeron un 0,2% en diciembre, lo que dejó un aumento anual de solo el 1%, esto indica que, aunque la inflación baja, su impacto en el poder adquisitivo de los ciudadanos sigue siendo significativo.