El Departamento de Estado de Estados Unidos anunció un cambio clave en las solicitudes de visa de no inmigrante, y es que, desde el 6 de septiembre, los trámites deben gestionarse únicamente en el país de residencia o nacionalidad del solicitante.
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Dicha decisión elimina la opción de acudir a un tercer país, lo que antes ofrecía cierta flexibilidad en casos de alta demanda.
La medida ha puesto sobre la mesa un problema creciente, los cuales son los largos tiempos de espera. Algunos consulados ya enfrentan retrasos superiores a los 18 meses, como ocurre en Tegucigalpa. En otros, los plazos rondan el año. Esto complica los planes de estudiantes, trabajadores temporales y turistas que dependen de estas citas para viajar sin contratiempos.
Además de los retrasos, se han implementado costos adicionales. Entre ellos destacan:
Depósito reembolsable de hasta 15.000 dólares, vigente en países como Malaui y Zambia.
“Tasa de integridad de visados” de 250 dólares, que entrará en vigor en octubre de 2025.
Ambos pagos están condicionados a que los solicitantes respeten las condiciones de sus visas, lo que agrega un nuevo factor de incertidumbre económica.
Impacto en solicitantes de países sin consulados
Los ciudadanos de países como Venezuela y Cuba enfrentan más obstáculos, ya que al no contar con servicios consulares de Estados Unidos en sus territorios, deben desplazarse a otros países.
Dichos traslados significan mayores gastos y tiempos de espera más prolongados, afectando a familias, estudiantes y profesionales.