La dolorosa derrota de la Vinotinto ante Colombia no solo marcó el final de un ciclo de Eliminatorias decepcionante, sino que también selló el posible adiós de dos de los jugadores más emblemáticos en la historia reciente del fútbol venezolano: Tomás Rincón y Salomón Rondón.
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Para ambos capitanes, este camino al Mundial de 2026 era, probablemente, su última oportunidad de cumplir el sueño de jugar una Copa del Mundo. El amargo final en el Estadio Monumental de Maturín representa un golpe particularmente duro para una generación que se quedó una vez más a las puertas de la gloria.
Un final desgarrador
A lo largo de estas Eliminatorias, tanto Rincón como Rondón demostraron su compromiso y liderazgo, dando todo en cada partido. Tomás Rincón disputó 13 de los 18 encuentros, siendo la voz de mando en el mediocampo.
Por su parte, Salomón Rondón fue un verdadero guerrero. El delantero estuvo presente en las 18 jornadas, demostrando una consistencia y una entrega dignas de admiración.
Con seis goles, se convirtió en el máximo goleador de la Vinotinto en estas Eliminatorias, demostrando que hizo todo lo humanamente posible para guiar al equipo hacia la clasificación.
Cabe destacar, que dentro de este mismo grupo también hay que resaltar la figura de Rafael Romo. El guardameta venezolano también pudo haber tenido su "The last dance", pero lamentablemente todo se desvaneció.
Otra oportunidad perdida
La derrota ante Colombia, en un partido en el que la Vinotinto se jugaba el todo por el todo, se siente como una bofetada final. La desilusión es inmensa, no solo para la afición, sino especialmente para estos dos futbolistas que dedicaron gran parte de sus carreras a la selección.
Ambos soñaron con el Mundial, lucharon por él y se quedaron a un paso de conseguirlo, en lo que ha sido la derrota más dolorosa de sus carreras.
El "último baile" de Rincón y Rondón en las Eliminatorias Sudamericanas deja un vacío en el corazón de los aficionados. Este final no deseado deja la sensación de una oportunidad perdida y el dolor de una generación de jugadores que merecía un mejor final para su historia.