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El pasado domingo, miles de ciudadanos tomaron las calles de varias ciudades españolas como Barcelona, San Sebastián, Palma y Granada para expresar su rechazo al turismo masivo. Los manifestantes aseguran que este modelo económico ha generado efectos negativos en la vida de los residentes, entre ellos el aumento del precio de la vivienda y la expulsión de vecinos de sus barrios tradicionales.
El descontento generalizado responde a la creciente de turismo en estas zonas, un fenómeno que, según los ciudadanos, ha alterado la identidad urbana y social de muchas zonas históricas.
En la capital catalana, alrededor de 600 personas se concentraron para denunciar la situación, el recorrido se detuvo antes de llegar a la Sagrada Familia, bloqueado por los cuerpos de seguridad. Y es que, en Barcelona, los residentes afirman que las políticas actuales favorecen el desarrollo turístico por encima de las necesidades básicas como la vivienda o el espacio público.
En San Sebastián, conocida también como Donostia, unas 500 personas se unieron, los manifestantes expusieron que la ciudad vive una “emergencia habitacional” causada por la transformación de viviendas en alojamientos turísticos.
Los portavoces recordaron que el problema no es exclusivo de España, sino que se repite en otras ciudades como Venecia y Lisboa. Denunciaron que las medidas gubernamentales hasta ahora no han sido efectivas, por lo que exigen una intervención urgente para proteger los barrios residenciales y detener el avance del turismo desregulado.
Asimismo, en las Islas Baleares, miles de personas se unieron a la movilización en Palma bajo el lema “Menys Turisme, Més Vida” (Menos turismo, más vida). La plataforma organizadora denunció que el turismo sin límites ha deteriorado la calidad de vida, dificultado el acceso a vivienda y saturado los servicios públicos.
