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El sistema de salud estadounidense continúa siendo uno de los más costosos del mundo, especialmente para quienes no cuentan con un seguro médico, y es que, en promedio, una consulta médica general puede costar entre 100 y 300 dólares, dependiendo del centro y la ubicación. En casos más complejos, como emergencias o tratamientos especializados, los precios pueden superar fácilmente los 1.500 dólares.
Aunque el costo puede parecer inaccesible, existen alternativas más económicas para recibir atención, las clínicas minoristas y la telemedicina ofrecen consultas por montos que rondan entre 50 y 100 dólares. También están disponibles los centros comunitarios de salud, conocidos como Community Health Centers, que brindan servicios a bajo costo o con tarifas ajustadas según los ingresos del paciente.
Para evitar sorpresas, desde 2022 rige en Estados Unidos la Ley No Surprises, la cual obliga a los centros de salud a presentar un estimado por escrito del costo del servicio. Si el monto final excede ese presupuesto en más de 400 dólares, el paciente tiene derecho a disputar la factura mediante un proceso de resolución, esta ley busca mayor transparencia y protección para personas sin seguro.
Cómo reducir los gastos médicos sin seguro en Estados Unidos
Quienes no tienen cobertura pueden aplicar algunas estrategias para disminuir los costos:
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Solicitar descuentos por pago anticipado.
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Negociar tarifas directas como paciente sin seguro.
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Preguntar por planes de pago en cuotas.
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Revisar detalladamente las facturas para identificar errores.
Para quienes están en EEUU de forma temporal o trabajan por cuenta propia, contratar un seguro privado puede ofrecer protección ante gastos mayores. Existen planes desde unos 350 dólares mensuales, aunque el deducible es alto, permiten cubrir emergencias médicas u hospitalizaciones, que suelen representar los costos más elevados.