Floyd Mayweather siguió de cerca la pelea entre Terence Crawford y Saúl 'Canelo' Álvarez, un combate que marcó uno de los momentos más esperados del boxeo moderno. La función reunió dos figuras de élite en Las Vegas y respiró tensión técnica, legado comercial y proyección generacional.
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Mayweather apostó 50,000 dólares por Crawford antes del combate contra Canelo, validando con ese gesto no solo una convicción técnica, sino un relevo generacional. Ocho días después, Terence venció por decisión unánime y convirtió el ticket en 124,000 dólares.
La apuesta de Floyd no solo anticipó el resultado, sino que respiró legado: un invicto histórico respaldando al nuevo estandarte del boxeo. Crawford respondió con técnica, control y victoria, sellando una narrativa donde el pasado apostó por el futuro y el relevo se convirtió en certeza.
Terence Crawford destronó al símbolo y se convirtió en estandarte
Terence Crawford venció por decisión unánime a Canelo Álvarez y arrebató los cuatro cinturones del peso supermediano, sellando un triunfo técnico y simbólico. El combate respiró precisión, control y jerarquía, marcando el fin de una era y el ascenso de una nueva figura dominante.
Canelo, considerado la cara vigente del boxeo, fue neutralizado por la guardia zurda, el jab y el ritmo de Crawford. El estadounidense ajustó distancia y castigó en los asaltos de campeonato, imponiendo una superioridad táctica que lo proyecta como estandarte generacional.
La victoria no solo redefinió el panorama deportivo, sino que consolidó a Terence como símbolo de excelencia técnica y legado histórico. Con tres reinados indiscutidos y coronas en cinco divisiones, su perfil respira autoridad, continuidad y una narrativa que trasciende el resultado.