Max Scherzer, uno de los lanzadores más emblemáticos de las últimas dos décadas, ha confirmado que volverá al montículo en 2026 para disputar su temporada número 19 en las Grandes Ligas. La declaración llegó tras el electrizante Juego 7 de la Serie Mundial, donde los Azulejos de Toronto cayeron ante los Dodgers de Los Ángeles en un duelo que ya se perfila como clásico moderno. A sus 41 años, Scherzer lanzó 4.1 entradas de una sola carrera, demostrando que aún tiene combustible en el tanque.
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“No hay manera de que ese haya sido mi último pitcheo”, afirmó el tres veces ganador del Cy Young, dejando claro que su retiro aún no está en el horizonte. Su presencia en la postemporada fue decisiva para Toronto, que lo incorporó como pieza de alto impacto tras una campaña regular marcada por lesiones.
El factor Scherzer en la recta final
Aunque Scherzer solo pudo realizar 17 aperturas durante la temporada regular, su impacto en octubre fue incuestionable. Su experiencia en juegos importantes, su temple en momentos críticos y su capacidad para reinventarse lo convirtieron en un comodín para los Azulejos. En una rotación golpeada por las lesiones, el veterano asumió un rol de liderazgo silencioso pero efectivo.
Para los equipos que buscan profundidad en su rotación, Scherzer representa una apuesta con riesgos físicos evidentes, pero con un techo competitivo invaluable. Su historial en playoffs, que incluye actuaciones memorables con Washington y Detroit, lo posiciona como un mentor natural para staffs jóvenes.
Además, a “Mad-Max” le restan 11 ponches para ser el undécimo lanzador con 3500 ponches en Grandes Ligas, un hito que logró Justin Verlander en 2025 con los Gigantes de San Francisco.
¿Qué significa esto para Toronto y el mercado de agentes libres?
La decisión de Scherzer de continuar su carrera podría influir en la estrategia de los Azulejos para 2026. Si bien su contrato no garantiza titularidad, su presencia podría inclinar la balanza hacia una apuesta por competir, en lugar de reconstruir
En un invierno cargado de incertidumbre para lanzadores veteranos, Max Scherzer se perfila como una figura que, más allá de sus números, aporta legitimidad y cultura ganadora. Equipos como los Padres, los Rangers o incluso los Mets podrían considerar su incorporación como parte de un plan de rotación híbrida, donde la experiencia sea tan valiosa como la velocidad.