A partir del 1° de septiembre, entrará en vigencia en Texas una normativa que suspende por dos años la comercialización de carne cultivada en el estado, la medida busca salvaguardar los intereses de los productores ganaderos tradicionales y prevenir posibles efectos en la economía regional.
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Según informó The Texas Tribune, los legisladores aprobaron esta decisión bajo el argumento de que el producto podría generar confusión en el etiquetado y afectar a las granjas familiares. Aunque este tipo de carne todavía no está disponible en grandes cadenas de supermercados ni restaurantes, el Congreso local prefirió adelantarse y fijar reglas claras.
La nueva legislación no bloquea completamente el avance científico, las compañías dedicadas a esta tecnología podrán seguir trabajando en laboratorios, realizando pruebas y estudios con fines de innovación. La única restricción es que no podrán comercializar la carne hasta que la ley sea revisada nuevamente en dos años.
En el otro extremo, quienes respaldan la investigación destacan que esta industria podría ofrecer una fuente de alimentos más ética y con menor impacto ambiental. Hasta ahora, solo cuatro empresas cuentan con permisos de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para comercializar carne cultivada en Estados Unidos.
El primer aval se otorgó en 2022, pero la oferta sigue siendo muy limitada. Esto demuestra que, por el momento, la prohibición en Texas tiene un alcance más simbólico que económico, aunque abre un debate sobre el futuro de los alimentos alternativos en el país.