La noche del Monday Night Football dejó una de las sorpresas más sonadas de la temporada: los Detroit Lions derrotaron 38-30 a los Baltimore Ravens en un duelo que no solo mostró la solidez del ataque terrestre de los dirigidos por Dan Campbell, sino también el colapso de una defensa local incapaz de contener la intensidad física de su rival.
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Con una fórmula clara basada en el carácter y el juego terrestre, Detroit se impuso con autoridad frente a un M&T Bank Stadium que pocas veces ha visto a los Ravens vulnerables en juegos de horario estelar. Lamar Jackson fue capturado siete veces y, aunque lanzó tres pases de anotación, nunca pudo darle a su equipo el control definitivo del encuentro.
Ataque terrestre imparable de Detroit
Los protagonistas de la noche fueron Jahmyr Gibbs y David Montgomery, quienes firmaron una actuación memorable con dos touchdowns cada uno. Montgomery, que totalizó 151 yardas, selló el triunfo con una espectacular carrera de 31 yardas a menos de dos minutos del final, despejando cualquier duda de la superioridad física de los Lions. A la par, Gibbs añadió dinamismo y explosividad, incluyendo una jugada de engaño en cuarta oportunidad que derivó en una anotación clave.
Las estadísticas hablaron por sí solas: 224 yardas por tierra para Detroit contra apenas 85 de Baltimore. La diferencia en la trinchera fue evidente, sobre todo con la ausencia del liniero defensivo Nnamdi Madubuike, lo que dejó a los Ravens sin capacidad de respuesta ante una ofensiva visitante que supo desgastarlos en series largas de hasta 98 yardas.
El mariscal Jared Goff también aportó en los momentos críticos. Su pase de 20 yardas a Amon-Ra St. Brown en cuarta y dos fue una de esas jugadas que definieron la confianza del entrenador Campbell en su quarterback y en el grupo que ha construido. “Es una gran victoria, un esfuerzo colectivo del que me siento orgulloso”, declaró un emocionado Campbell tras el partido.
Ravens en crisis defensiva
Del otro lado, la preocupación quedó marcada en el rostro de John Harbaugh. Baltimore no solo sufrió su cuarta derrota en casa en 26 partidos de horario estelar, sino que además dio la sensación de haber sido superado físicamente en cada línea. “No jugamos buena defensiva. No es suficiente, no es aceptable”, reconoció el coach, consciente de que su equipo no lució como un contendiente serio en la conferencia.
Jackson batalló para mantener a su equipo en la pelea y firmó tres touchdowns por aire, incluyendo un envío de 27 yardas a Mark Andrews con apenas 29 segundos en el reloj. Sin embargo, la fallida conversión de dos puntos y un intento de patada corta sin éxito terminaron por sentenciar a los Ravens.
Este triunfo consolida a los Lions como una de las historias más atractivas del inicio de temporada: un equipo que ya no solo sorprende, sino que demuestra capacidad real para competir con cualquiera. Para Baltimore, en cambio, queda la dura lección de que el talento individual no basta cuando la defensa se derrumba y el rival domina en la línea de golpeo.