El experimentado jugador de la selección nacional, Michael Carrera, compartió reflexiones profundas sobre su regreso al equipo, enfatizando tanto la gratitud personal como la crucial labor de mentoría que él y los veteranos están asumiendo con la nueva generación de talentos.
Carrera describió su convocatoria como una bendición personal y familiar, resaltando la emoción de representar una vez más a su país junto a sus compañeros.
El rol de la experiencia mundialista
El alero hizo hincapié en el profesionalismo del núcleo duro de la selección. "Ya nosotros tenemos experiencia, ya tenemos dos mundiales... ya la experiencia la tenemos de la misma manera, de las mismas ventanas, todos jugaban afuera", afirmó, subrayando la capacidad de adaptación del equipo a las diversas circunstancias internacionales. A pesar de los desafíos de la competencia global, Carrera se mostró optimista: "Nos vemos muy bien, vamos muy bien, la química siempre está, la familia como lo que somos nosotros siempre va a estar."
La transición de liderazgo: "Un papel muy diferente"
El punto focal de sus declaraciones fue la responsabilidad grandísima que ahora recae sobre sus hombros. Carrera reconoció que ha asumido un papel muy diferente como líder, enfocado en guiar a la "camada de jugadores jóvenes".
Su misión con los jóvenes es triple:
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Darles paciencia y tranquilidad: Afrontar la presión con calma.
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Demostrarles el camino: "No es fácil, pero que tampoco es difícil cuando estamos todos unidos."
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Preparación mental: Carrera enfatizó que el baloncesto no solo se juega en la cancha: "Se juega dentro y se juega fuera de la cancha también."