Una temporada de huracanes se aproxima a los EE.UU. afectando principalmente a los estados de la costa del Golfo. En este sentido, algunas áreas podrían ser vulnerables antes las posibles inundaciones, tal como lo ocurrido en semanas pasadas en Florida.
Por su parte, el climatólogo de la Universidad Estatal de Luisiana, Barry Keim, informó que el suele está saturado y mientras se encuentre así, las precipitaciones tardarán menos en presentarse. Actualmente, los suelos del sur no suelen absorber muchos centímetros de agua, por lo que las anegaciones podrían ocurrir rápidamente.
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Tomando en consideración el fenómeno de La Niña y las aguas oceánicas cálidas, tanto el Centro de Huracanes y otros meteorólogos están pronosticando una temporada hiperactiva. A partir del 1 de junio, la costa estadounidense podría sufrir una embestida de ataques tropicales.
De hecho, se prevé que los sistemas tropicales podrían desencadenarse a principios de la temporada vulnerando de manera significativa la región. La humedad, es el aspecto que podría prolongar la amenaza de huracanes, en caso de que el calor del verano no aumente rápidamente.
El Centro Nacional de Huracanes ha pronosticado un promedio entre 17 y 25 tormentas con nombres en este año. De estas, entre 8 y 13 podrían modificarse hasta convertirse en huracanes y entre 4 y 7, alcanzarán la categoría 3 o más fuerte. Se trata del pronóstico más agresivo de acuerdo a las estimaciones de la NOAA.
El pasado jueves, durante una rueda de prensa, el administrador de la NOAA, Rick Spinrad, reveló que “esta temporada parece extraordinaria en varios sentidos”.
De acuerdo a los datos suministrados por la Oficina existen un 85% de probabilidades de que la temporada tenga un incremento significativo. Además, un 5% apunta a que la temporada esté por debajo del promedio.
El fenómeno menguante de El Niño y la anticipación de La Niña son los indicadores de que la temporada será notablemente activa.