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El proceso de asilo en Estados Unidos comienza con una evaluación preliminar clave conocida como "temor creíble". Esta evaluación determina si el solicitante tiene motivos suficientes para temer persecución o tortura en su país de origen. Si no logra superar esta etapa, no podrá continuar con el proceso de asilo y podría ser deportado. Sin embargo, existen alternativas que el solicitante puede considerar para apelar la decisión.
Una de las principales opciones es solicitar una revisión ante un juez de inmigración. Este paso debe darse dentro de un plazo específico, y ofrece al solicitante la oportunidad de presentar nueva evidencia o argumentos que demuestren la validez de su temor. Es crucial preparar una buena defensa y contar con asesoría legal para maximizar las posibilidades de éxito en esta revisión.
Si el juez de inmigración confirma la decisión de que no existe un temor creíble, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) puede proceder con la deportación. Esta decisión del juez es generalmente definitiva y no puede ser apelada, lo que refuerza la importancia de actuar con rapidez y preparación en este punto del proceso.
En el caso de que el juez determine que sí existe un temor creíble, el proceso de asilo puede ser reabierto. Esto significa que la solicitud será aceptada por el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos (USCIS) para una entrevista completa, donde se evaluará el caso más a fondo.
Además, si el juez concede el temor creíble, el solicitante también podría recibir una Notificación de Comparecencia. Esto permitiría que su caso sea revisado bajo el marco de la Convención Contra la Tortura (CAT), lo que abre más oportunidades para evitar la deportación.