La llegada de Rafael Devers a los Gigantes de San Francisco en junio generó grandes expectativas. El dominicano, tres veces al Juego de Estrellas y dos veces ganador del Bate de Plata, fue adquirido en un cambio que involucró a varios prospectos, con la esperanza de que su poder ofensivo revitalizara una alineación que venía en declive.
NOTAS RELACIONADAS
Sin embargo, tras 47 juegos con el uniforme de los Gigantes, sus números han sido discretos: promedio de bateo de .231, 40 hits, ocho jonrones, 23 carreras impulsadas y 21 anotadas.
Un rendimiento que no ha cambiado la dinámica ofensiva
Aunque Devers ha mostrado una ligera mejoría, su producción no ha sido suficiente para cambiar el rumbo de los Gigantes. El equipo ha mantenido una ofensiva irregular, con múltiples juegos en los que ha sido limitado a menos de tres carreras. La falta de consistencia de Devers, especialmente en momentos clutch, ha contribuido a que San Francisco se mantenga fuera de la zona de clasificación en la Liga Nacional.
Factores detrás del bajo rendimiento
Varios factores podrían explicar el slump de Devers. Su rol como bateador designado, sin participación defensiva, podría estar afectando su ritmo competitivo. Además, el cambio de liga y estadio (pasar del Fenway Park al Oracle Park) ha representado un ajuste importante. A esto se suma la presión de justificar un contrato de más de 300 millones de dólares, lo que ha generado expectativas difíciles de cumplir en el corto plazo.
¿Puede revertir la situación?
A pesar del inicio complicado, Rafael Devers aún tiene margen para recuperar su nivel. Su historial en Grandes Ligas respalda su capacidad para producir en la segunda mitad de la temporada. Los Gigantes, por su parte, siguen apostando por él como pieza central de su proyecto a largo plazo.