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La Vinotinto

Uruguay y Pellistri desfiguran a Venezuela en el Centenario

Martes, 01 de febrero de 2022 a las 05:31 pm

Samuel Aldrey / @SamuelAldrey

La Vinotinto no se ha quitado todas las maldiciones que le han afectado en la última década. Solo queda Wuilker Fariñez con su penal atajado, haciendo lo que puede. Lo cierto es que por el vértigo de verse como nunca en Barinas o porque la inclusión de José Pékerman haya inyectado de ilusión contra Bolivia, no quita que aún falta demasiado. En el proyecto del argentino no se han puesto ni los andamios.

Cierto es que por el Centenario pasó un equipo irreconocible, sin una sola de las virtudes que ha inoculó en Barinas. De principio a fin, la Vinotinto fue abrumada por una Uruguay muy solidaria, con el partido grapado en sus entrañas desde el calentamiento.

Ni fortuna tuvo Venezuela, a los que la mala suerte sacó la lengua en un gol y la habilidad de Facundo Pellistri junto a la capacidad goleadora de Cavani desfiguraron al equipo de Pékerman por 4 a 1.

Fue una Vinotinto desfigurada, un cuerpo extraño cuando algo de fiabilidad había tomado contra Bolivia. En el Centenario se vio despresurizado y avasallado por Uruguay en todas las facetas del juego.

El once se repitió, alistado junto a gente como Soteldo y Otero, otra vez cabía vislumbrar a un equipo más cariñoso con la pelota. Para nada. Los de Pékerman se extraviaron sin ella y nada supieron hacer cuando de vez en cuando lograron sostenerla

Si Pékerman pretendía una continuación del juego de Bolivia no solo no lo consiguió, sino que ni siquiera fue ese mismo equipo de estos días. La dinámica de Barinas de ser un grupo cuajado e intuitivo para penalizar a sus adversarios con dardos puntuales ni se vio, ante Uruguay se defendió con la uña y no tuvo dictado con el balón.

Como ejemplo, cuesta recordar una peor versión de Ferraresi central de lo más convincente, que durante la eliminatoria dejó un muestrario de gatillazos, con una ristra despejes. Tampoco fue la noche de Rincón, ni la de nadie, incluido Rómulo Otero, el futbolista elegido para mejorar la artesanía Vinotinto, despachado al iniciar el segundo tiempo por Josef Martínez, cuyo perfil nada tiene que ver con el delantero. La única miga de Venezuela, fue el gol de Josef con una definición de killer frente al arco. Pero Uruguay se vio imponente.

Venezuela descarrió a partir del primer minuto con el primer ideario charrúa, desquiciar de inmediato y tapar toda salida de balón, al que Suárez y, sobre todo, Bentancur y Pellistri llegaban siempre a presionar y a robar, le obligaban a sacudirse a los centrales la pelota con pases largos.

Y así desde los pies de Cavani al ganarle la espalda a Óscar González se fraguó un centro que despejó al centro Chancellor y Bentancur, sin marca, reventó desde la frontal del área, nada que hacer para Wuilker.

El choque desde ese gol envolvió a la Vinotinto en un miasma aletargado y ante la pasividad Facundo Pellistri, un extremo encarador y descarado, sacó a pasear a Óscar González y se internó hasta la cocina removiendo la defensa con su expresividad y regate que culminó con un pase al medio para que Arrascaeta solo tuviera que empujar el esférico adentro del arco. 2-0 en 20 minutos, nada que hacer.

Turbada la Vinotinto con la presión uruguaya, Diego Alonso logró un doble objetivo. Primero, que Uruguay no se sintiera amenazado, lo que en el primer acto no ocurrió salvo en un disparo de Óscar González a las manos del arquero. Y segundo: limpiar la conexión del mediocampo con Otero y los extremos. Bingo: otra rápida recuperación en el medio ya con 2-0 culminó en una veloz transición y un disparo a media distancia de Arrascaeta con rebote de Fariñez y allí Cavani se resolvió en el área con una chilena. Mal primer tiempo para Pékerman, que culminó con la cabeza gacha.

En el segundo tiempo, Uruguay se hizo con el dique y mantuvo tieso a Venezuela, acogotado siempre. Sin salida clara y con Facundo Pellistri siempre superando las marcas con una facilidad imperdonable. En una de sus escapadas Ferraresi le tumbó en el área y el VAR declaró penalti.

Wuilker Fariñez se hizo gigante frente a Suárez, pero Ferraresi se internó en el área antes que el pitido del árbitro sonara en el Centenario. La pena máxima se repitió y allí Fariñez no pudo escapar del fusilamiento por segunda vez y el 4-0 ponía la mayor goleada que ha recibido Pékerman en las eliminatorias. 

Tras el 4-0, Pékerman decidió mover el esquema, sacó a Otero anulado por Valverde y Vecino, entró Josef. Fuera Machís que no pudo ni regatear a una escoba y entró Murillo con un poco más de chispa, pero que no tuvo la compañía del juego. Uruguay no permitia la asociación ni la circulación cómoda de la pelota. 

El que sí estuvo afinado y con algo de suerte fue Josef  que apenas tocó la primera tuvo su inopinado gol tras un error garrafal de José María Giménez. El delantero metió un zapatazo que fue al gallinero, un gol para la honra. Pero no hubo reacción total por la Vinotinto, cogido por el pecho por un contrario mucho más enérgico y decidido, mejor dispuesto y capaz en todas las facetas del juego.

La Vinotinto aguantó gracias a las intervenciones de Wuilker Fariñez que evitó una goleada mayor. De resto, en ningún momento la Vinotinto pudo sostener el ritmo de juego charrúa y el mediocampo estuvo impreciso sin la posibilidad de conectar con facilidad con los extremos ni con los delanteros.

Ah, no pude mencionar a Rondón porque el delantero estuvo completamente controlado por Diego Godín y José María Giménez durante los 90 minutos.

El partido de hoy fue para un jovencito Facundo Pellistri que hizo estragos por banda izquierda con la excelencia colectiva que demostró la resurrección de Uruguay de la mano de Diego Alonso.

Ahora Venezuela debe prepararse para visitar a Argentina el 24 de marzo. Otro partido complicado.

 

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