Sergio “Checho” Batista habló recientemente sobre el desempeño de la Vinotinto en las eliminatorias rumbo a la Copa del Mundo 2026. Al ser consultado sobre si el combinado nacional ha sufrido un bajón de rendimiento.
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El técnico fue tajante al desmarcarse de esa lectura: dijo que las Eliminatorias “son así” y recordó que la selección venezolana “arrancó con todo”, pero que el contexto competitivo se endureció con el correr de las fechas. Según su mirada, la percepción de caída se debe, sobre todo, al repunte de los rivales directos y a circunstancias puntuales de calendario y disponibilidad.
Batista insistió en que la Vinotinto no modificó su plan ni su convicción. “Nosotros seguimos de la misma manera”, remarcó, al tiempo que subrayó que “no es que bajamos nosotros, es que crecieron ellos”. En su repaso situó a Argentina, Brasil, Colombia y Ecuador como equipos que “estaban por encima”, una vara alta que, con el paso de las jornadas, se hizo más evidente en la tabla. Apuntó además que la concentración y el enfoque del grupo se mantuvieron intactos y que el reto es transformar ese rendimiento en puntos.
En este sentido ilustró su argumento con un ejemplo concreto: el partido ante Uruguay en Maturín. A su juicio, Venezuela fue superior y, sin embargo, terminó lamentando lo que describió como “dos puntos increíbles” que se escaparon. Ese contraste entre el desarrollo y el resultado, explicó, alimenta la narrativa de declive aunque el funcionamiento no se haya resentido. “Los muchachos mantuvieron siempre la misma concentración”, enfatizó, en defensa del compromiso del plantel.
Rivales en alza y factores clave
El crecimiento de Paraguay fue uno de los puntos que Batista destacó con nombre propio. Recordó que la Albirroja “arrancó abajo” en la pelea directa con la Vinotinto, casi “un campeonato” entre ambos, pero que la llegada de Gustavo Alfaro “les cambió la cara” y se tradujo en una cosecha importante de puntos. Para el DT, ese envión, sumado a la estabilización de las potencias sudamericanas, estrechó los márgenes y encareció cada fecha.
Otro condicionante fue la ola de lesiones. Batista admitió que tuvieron “muchos lesionados” y que no siempre es sencillo que entre otro jugador y “sea lo mismo”. En un torneo de ventanas cortas, con poco tiempo de trabajo específico entre partidos, la rotación forzada erosiona automatismos y sociedades. De allí que ciertos empates o derrotas, más que a un retroceso colectivo, respondan a ajustes obligados y a la inercia de un calendario exigente.
“Checho” también señaló un factor geográfico-táctico: Bolivia volvió a jugar en El Alto y “se nos complicó un poco”. Esa localía, históricamente desafiante por la altitud, reconfigura cada visita y añade un nivel de dificultad que no siempre se dimensiona en el análisis posterior.