En una jornada histórica que quedó grabada en la memoria de los fanáticos del beisbol venezolano, el 28 de enero de 1962, el destacado pitcher Vitico Davalillo se erigió como la figura indiscutible al obtener su décima victoria de la temporada, al vencer al Pampero con un contundente marcador de 7-1. Este triunfo no solo consolidó al Caracas como campeón de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional (LVBP), sino que también marcó la sexta corona para el equipo capitalino.
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La actuación de Davalillo no se limitó en el montículo, ya que el talentoso zuliano también dejó su huella en el cajón de bateo. Con un rendimiento destacable de 2 hits en 3 turnos, Vitico Davalillo culminó la temporada con un promedio de bateo de .406, lo que le otorgó el título de campeón bate.
Sin embargo, la historia tomó un giro inesperado meses después, en abril, cuando se reveló que Davalillo fue despojado del liderato de bateo. La razón detrás de esta decisión fue la controversia en torno a las apariciones legales requeridas para calificar como líder de bateo. Aunque inicialmente se contemplaba la regla de 2.7 turnos por juego calendario, el anotador oficial de entonces decidió cambiarla a 3.1, dejando a Davalillo con 9 apariciones legales menos de las necesarias.
Ante esta situación, surge la pregunta: ¿Debe la LVBP investigar este caso para hacer justicia a la destacada actuación de Vitico Davalillo? La controversia en torno a las reglas y decisiones oficiales de la época plantea un desafío para dilucidar la validez del título de campeón bate de Davalillo y resaltar la importancia de preservar la integridad histórica del beisbol venezolano.