La tranquilidad en el Bronx contrasta dramáticamente con el frenético movimiento de sus rivales directos en el Este de la Liga Americana. La gerencia de los Yankees de Nueva York ha optado por un perfil bajo en el mercado de la MLB, mientras que el resto de los equipos divisionales se han reforzado con determinación. La situación es crítica, especialmente considerando que los Yankees no han conseguido alzar un título de Serie Mundial desde el lejano 2009.
Refuerzos de alto impacto en la división
Los equipos rivales han movido ficha con agresividad, concentrándose en sumar brazos de impacto y mejorar la profundidad ofensiva:
-
Toronto Blue Jays: Se hicieron con el lanzador Dylan Cease. Este pitcher de alto calibre fortalece una rotación que necesitaba urgentemente un brazo de élite.
-
Boston Red Sox: Adquirieron al abridor Sonny Gray a través de un cambio, inyectando experiencia y estabilidad a su staff de lanzadores.
-
Baltimore Orioles: Reforzaron su alineación con Tyler Ward, ampliando la profundidad de una ofensiva que ya es reconocida como una de las más competitivas de la liga.
La distancia aumenta
La disparidad en el nivel de actividad entre los Yankees y el resto de la división es notoria. Cada movimiento de los equipos rivales aumenta la presión sobre la organización de New York, que necesita responder para no rezagarse en una de las divisiones más difíciles del béisbol.
La preocupación se centra en si la inacción de la gerencia de los Yankees es una estrategia calculada o si, por el contrario, significa una falta de voluntad para sumar las piezas pesadas que se necesitan para competir por el campeonato.
En un momento donde la paridad es clave, ver a los Blue Jays, Red Sox y Orioles moverse de manera tan decisiva obliga a los Yankees a tomar una postura clara: o responden con movimientos significativos en el mercado, o corren el riesgo de ver cómo el Este de la Liga Americana se escapa de su control.