Harold Capote Fernández
Luego de rechazar la oferta de los Nacionales de Washington, de 15 años por 400 millones de dólares, muchos rumores, comentarios y análisis surgen sobre lo que puede ser el corto plazo para el poderoso toletero.
Antes del inicio de la jornada de este viernes en las Grandes Ligas, los Gigantes de San Francisco aparecen en el tercer puesto de la División Oeste del Viejo Circuito, lejos de los Dodgers de Los Ángeles a 13.5 juego, mientras que en la carrera por el tercer comodín están a solo 1 juego de los Filis de Filadelfia.
Ahora bien, bajo este contexto, ¿el conjunto de la Bahía estaría dispuesto, debe procurar hacerse de los servicios de la superestrella dominicana?
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Cuando nos referimos a Soto hablamos fácilmente de uno de los 10 peloteros más completos del beisbol, cuidado si no es el zurdo más importante; esto automáticamente implica que su valor en el mercado de cambios es muy elevado. Si los colosos lo quieren deben pagar el alto costo que implica una ficha como esta.
Quizás lo valga, tal vez las superestrellas generacionales valen cualquier precio, cualquier contrato que establezca un récord, cualquier caché de prospectos. Los Gigantes jugaron un partido el jueves que podría haber sido un caso convincente.
Con el partido del jueves ante los esquivadores, San Francisco apreció de primera mano lo relevante que es tener un jugador de alto calibre, uno de esos hombres franquicia que puede cambiar por completo la fisionomía y la actitud de una novena.
Después de remontar un déficit de 5-0, Mookie Betts bajó la euforia de los Gigantes al dar cuadrangular decisivo ante el zurdo Jarlín García. Su atrapada en clavado apagó cualquier esperanza de otra remontada de los colosos en la novena. Se trata de un jugador que marca la diferencia, el tipo de pelotero que los Giants no han tenido durante varios años, incluso cuando lograron un récord de franquicia de 107 juegos ganados en 2021.
Antes de la temporada 2020 los Dodgers negociaron por Betts, uno de los mejores jugadores del beisbol. Ahora resulta que otro jugador generacional está disponible. ¿Por qué San Francisco no puede hacer lo mismo?
Esto no es tan simple. A pesar de todo su éxito el año pasado, los colosos de 2022 no son los Dodgers de 2019, ganadores de 106 juegos mientras capturaban su séptimo título consecutivo del Oeste, y que habían ido a la Serie Mundial en cada una de las dos temporadas previas, con un Cody Bellinger de 23 años, que bateó 47 jonrones para eventualmente ser el Jugador Más Valioso.
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Al término de ese año, Los Ángeles se encontraron en una situación insuperable y envidiable: La única manera tangible de que su oficina principal pudiera mejorar un róster cargado era adquirir uno de los mejores jugadores de este negocio. Y debido a que tenían aún más talento con costos controlados en sus granjas, podían restar un prospecto como Jeter Downs, un jardinero como Alex Verdugo y asumir una gran cantidad de dinero muerto de David Price sin sentir dolor o arruinar su flexibilidad futura.
Días después de que los azules adquirieran a Betts, Farhan Zaidi, presidente de Operaciones de Beisbol de los Gigantes, recalcó el mercado como una señal. Este sería su objetivo: construir un sistema de granjas y un róster ligamayorista tan fuerte que la única manera de mejorarlo sería adquirir uno de los mejores jugadores de la pelota.
En el cuarto año de su gestión, San Francisco todavía no lo consigue, ni siquiera se han acercado. Su enfoque basado en los emparejamientos y un montón de adquisiciones inteligentes de jugadores infravalorados les permitió encontrar valor el año pasado.
Pero si 2021 parecía un cuadro de arena en ese momento, este año se ha vuelto aún más ventoso. Aparte de Logan Webb, a quien la administración anterior reclutó y comenzó a desarrollar, los Gigantes no tienen un solo jugador del que se pueda decir con seguridad que estará en esta lista dentro de tres años. Y eso incluye a Carlos Rodón.
Ahora imaginen perder al zurdo después de este año y que Webb sea un requisito previo, junto con el prospecto lanzador sinietro Kyle Harrison, en cualquier conversación de cambio con los capitalinos por Soto. ¿Vale la pena adquirirlo a cualquier precio?
Una diferencia más entre los Dodgers de entonces y los Gigantes de ahora: el costo para adquirir a Betts fue moderado porque sólo le quedaba un año antes de la agencia libre, y los esquivadores hicieron el trato porque creían que podr{ian firmarle un contrato a largo plazo.
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Efectivamente, Betts aceptó una extensión de 12 años y 365 millones antes de debutar como Dodger. Un cambalache de Soto extraerá mucho más talento del equipo que lo adquiera porque jugará dos años más allá de esta temporada antes de llegar a la agencia libre.
El merenguero también es un cliente de Boras Corporation, y si la historia sirve de guía, eso significa que es probable que establezca su valor en el mercado abierto. Los clientes de Boras tienden a preferir tener 30 postores en lugar de uno.
Si eres los Giants, tendrías que trabajar bajo la suposición de que adquirirías al toletero por sólo dos temporadas completas, y estarías creando tantos déficits al negociar por él que incluso podrías no ser un muy buen equipo en esos dos años.
Asimismo, es una realidad que los jugadores superestrellas proporcionan continuidad y credibilidad a una organización sólo cuando se sabe que van a estar presentes durante la mayor parte de una década. Además, este tipo de jugadores suelen vender entradas.
Ganar puede curarlo todo, pero como San Francisco ha descubierto este año que una temporada de 107 victorias no garantiza un aumento en la venta de entradas al año siguiente, y este equipo también necesitan una atracción de entradas,
Por otra parte, tal vez los Yankees hagan la mejor oferta por Soto, perdiendo el deseo de volver a contratar a Aaron Judge, sería un escenario en el que los Gigantes pudiesen conseguir a su estrella diferencial, un chico del Valle de San Joaquín en California, sin desprenderse de un solo prospecto.
Fuente: The Athletic