Pasión, intensidad, entrega, son algunos de los adjetivos que pueden definir a los habitantes del área del Caribe, y por supuesto que los peloteros también son arropados por esa cobija.
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Desde hace algún tiempo, los beisbolistas nacidos en esta región han establecido un sello distintivo, para algunos comprensible, incluso plausible, para otros incómodo, innecesario, excesivo y hasta deplorable, el muy popular “perreo”. Cada punto de vista, debidamente argumentado, es válido.
Todas las cualidades citadas del mismo modo se han apreciado en las correspondientes ligas caribeñas, de modo especial, más en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional (LVBP), así como en la Liga de Béisbol Profesional de la República Dominicana (LIDOM).
Allá en la tierra del merengue, este lunes Leones del Escogido prevaleció en el 7mo y decisivo encuentro de la final ante Tigres del Licey; el marcador concluyente fue 6x5 gracias a un cuadrangular en el inicio del 9no inning, del grandeliga Junior Caminero, quien tras el tablazo, desbordó efusivamente toda la energía que conllevó el momento.
Tal fue la euforia, que su “perreo” incluso fue cronometrado, dado lo prolongado de su celebración que abarcó todo momento, desde unos microsegundos luego del contacto con la esférica, así como su recorrido por las almohadillas hasta pisar el plato. Por increíble que parezca, tomó 56.01 segundos.
LVBP – LIDOM – Harold Castro – Junior Caminero
Ese vuelabardas del dominicano en buena medida hizo recordar el histórico jonrón de Harold Castro, el que le dio el título 2022/2023 a los Leones del Caracas, en lo que fue un hecho inédito en el circuito local. Ese ha sido el único tablazo de cuatro esquinas para coronar a un elenco.
Como muchas veces hemos dicho, las comparaciones muchas veces son necesarias, otras tantas odiosas pero para “matar” la curiosidad también cronometramos ese maderazo del “Tren del 23”.
El toletero zurdo melenudo se tomó 45 segundos, desde el contacto con la bola hasta llegar al home plate con la rayita ganadora. Todo igualmente estuvo acompañado por el “perreo”.
Ahora, habrá quienes señalen que el de Castro fue más aceptable por el mencionado contexto, dio el campeonato dejando en el terreno al rival; otros dirán que el del quisqueyano ciertamente significó el título, pero en ese punto no estaba garantizado, pues a los Tigres todavía les restaba un chance ofensivo, donde de paso, dejaron en posición anotadora las que significaban el empate y la victoria.
¿Cómo se hubiese sentido Caminero si Licey volteaba ese marcador? Quizás no hubiese sido elegido Jugador Más Valioso.
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