Cade Cunningham atraviesa uno de los mejores momentos de su joven carrera en la NBA. El base de los Detroit Pistons ha liderado a su equipo con una madurez y consistencia que comienzan a reflejarse en el marcador. Su impacto va más allá de los puntos: dirige, asiste y defiende con una energía que contagia a todo el grupo.
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Su evolución ha sido evidente en las últimas semanas, ya que ha asumido el rol de líder ofensivo sin perder su visión de juego, manteniendo un equilibrio poco común entre anotación y creación. Detroit, por su parte, ha encontrado en él una figura capaz de marcar el ritmo de cada encuentro y cerrar partidos con autoridad.
En compañía de un grande
Según un dato de OptaSTATS, desde que las estadísticas de robos se registran oficialmente (1973-74), solo dos jugadores en la historia de la NBA han logrado, en un lapso de siete partidos, promediar al menos 30 puntos, 10 asistencias y 2 robos por juego, manteniendo además un récord invicto. Esos dos nombres son LeBron James y Cade Cunningham. Un dato que coloca al joven de los Pistons en un club de élite y subraya el nivel estelar que atraviesa.
Para Cunningham, este tipo de actuaciones no solo confirman su crecimiento, sino también el potencial de Detroit como equipo en ascenso. Con cada juego, su liderazgo se consolida y su nombre empieza a sonar entre los más destacados de la liga. Si mantiene este ritmo, no tardará en dejar de ser promesa para convertirse en una realidad dentro de la NBA.
En la presente campaña, Cade Cunningham hasta ahora promedia 27.5 puntos por juego, con 5.4 rebotes y 9.9 asistencias, el segundo mejor registro de toda la NBA, todo esto en 11 desafíos.