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En más de cien años, la elección del Papa ha pasado por múltiples transformaciones que reflejan los tiempos de la Iglesia. El cónclave, como evento religioso y político, ha dejado ver el pulso interno del Vaticano, sus prioridades y los retos de cada época.
Todo cónclave comienza con la Misa Pro Eligendo Pontifice, una ceremonia solemne donde se invoca la guía divina sobre los cardenales. Posteriormente, los 133 electores se trasladan en silencio desde la Capilla Paulina hasta la Capilla Sixtina, donde permanecerán completamente aislados, en ese espacio cargado de historia y simbolismo, inician las votaciones secretas.
Los primeros Papas del siglo XX
Los primeros años del siglo XX estuvieron marcados por procesos de elección más prolongados. Así fue con:
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Pío X: elegido tras 7 votaciones en 4 días
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Benedicto XV: alcanzó el papado luego de 10 votaciones en solo 3 días
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Pío XI: requirió 14 votaciones en 5 días
Con el paso del tiempo, los cardenales comenzaron a alcanzar consensos con mayor rapidez. Por ejemplo:
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Pío XII: elegido en solo 3 votaciones en 2 días
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Pablo VI: 6 votaciones en 3 días
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Juan Pablo I: 4 votaciones en 2 días
Los últimos tres Papas han sido elegidos también en procesos breves, pero muy significativos:
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Juan Pablo II: alcanzó el cargo tras 8 votaciones en 3 días
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Benedicto XVI: fue electo con 4 votaciones y 2 días
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Francisco: elegido en la quinta votación, superando a los favoritos del momento
El humo como símbolo de consenso
Durante el cónclave, el mundo espera la señal más visible: el humo blanco, que indica que hay nuevo Papa. Si el humo es negro, significa que aún no hay acuerdo, esta antigua tradición sigue siendo un poderoso símbolo para millones de fieles.