Un buque cargado que viajaba desde Japón hasta las costas de Southampton en Inglaterra, se vio envuelto en una terrible tormenta qué le hizo perder algunos contenedores. Uno de ellos traía en su interior miles de piezas de legos, justamente alusivas al mar.
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Tras el impacto esta carga quedó esparcida en el mar y ahora es una atracción para visitantes de Cornualles, buscar entre la arena, las piezas de legos que aún se pueden encontrar en el lugar. Lo más surreal de esta historia es que aquella tormenta ocurrió en 1997, así que las piezas tienen 26 años apareciendo en las playas de esta región inglesa.
Tracy Williams, una británica que vive en Cornualles, se convirtió en activista de la limpieza del océano desde que se mudó a la región en 2010 y tras haber conseguido algunas piezas de Lego en las playas.
Maneja una inmensa red para constatar la cantidad de piezas que se han recuperado del mar y las que aún faltan por recoger. Según el informe oficial del Lego para el momento de la pérdida de las piezas en el océano, dentro del contenedor viajaban 28.700 balsas inflables amarillas, 52.000 propelas rojas, 4.200 pulpos negros, 33.427 dragones negros, 514 dragones verdes y más de 15.000 tiburones.
Increíblemente, en las playas se han encontrado de todas las piezas, sobre todo balsas amarillas, pero no se ha podido encontrar ni un solo tiburón.
Las familias propias y visitantes de Cornualles siguen yendo a las playas con la esperanza de encontrar más piezas desaparecidas, al punto de que esta práctica ya se ha convertido en tradición en la región.