Elon Musk, el influyente empresario detrás de Tesla y SpaceX, ha vuelto a desafiar al régimen iraní al reactivar el servicio de internet a través de Starlink. Esta acción se produce en un contexto de creciente censura por parte del gobierno de Teherán, que ha cortado el acceso a la red global tras los recientes bombardeos de Israel.
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Censura y aislamiento digital en Irán
El Ministerio de Comunicaciones de Irán anunció un drástico corte en el acceso a internet, justificándolo como una "medida de seguridad" ante lo que el régimen denomina "agresiones extranjeras". Como resultado, más del 50% de la población iraní ha quedado sin acceso a internet, lo que ha limitado severamente la comunicación y el acceso a información independiente.
La intervención de Musk no es nueva. En 2022, tras el asesinato de Mahsa Amini, quien murió bajo custodia policial, Musk también activó Starlink para ayudar a los iraníes a superar la censura impuesta por el régimen durante las masivas protestas que estallaron en el país. Su decisión de reactivar el servicio de internet en este momento crítico subraya su compromiso con la libertad de expresión.
Impacto del apagón informativo
Según datos de NetBlocks, una organización que monitorea la libertad digital, el tráfico de internet en Irán se desplomó casi a la mitad tras la decisión del gobierno. Esto dejó a millones de personas sin acceso a redes sociales, plataformas de mensajería y fuentes de información independientes. Las autoridades iraníes han declarado que esta "restricción es temporal" y se mantendrá hasta que se restablezca lo que ellos llaman "orden interno".
La resistencia de Starlink
La constelación de satélites de órbita baja operada por SpaceX permite la conexión a internet sin depender de infraestructuras terrestres, lo que dificulta enormemente cualquier intento gubernamental de realizar un apagón. Se estima que ya circulan unas 20.000 terminales Starlink en Irán, obtenidas a través de redes clandestinas. Aunque no están registradas oficialmente, estas terminales se han vuelto esenciales para periodistas, activistas y ciudadanos que buscan romper el silencio impuesto por el régimen.
Para contrarrestar Starlink, un gobierno tendría que invertir en costosas y complejas tecnologías de interferencia electrónica, lo que podría afectar otros servicios civiles por satélite y generar tensiones diplomáticas. Además, la naturaleza móvil de los satélites y la capacidad de los terminales para conectarse automáticamente a diferentes unidades hacen que este sistema sea especialmente resistente. Según Wired, Starlink se considera un recurso estratégico en contextos de conflicto y representa una amenaza real para regímenes autoritarios como el iraní.