En la I-10 de la autopista Este de la ciudad de Houston, en el estado de Texas, fue el escenario de una espectacular persecución policial contra un camión de 18 ruedas, hecho que paralizó durante al menos tres horas la arteria vial. Para este operativo se necesitó a más de un centenar de funcionarios y hasta unidades blindada para capturar al sujeto.
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Este suceso comenzó cuando el conductor del camión se negó a detenerse y salir de la cabina. A pesar de los intentos de los funcionarios de utilizar alambre de púas para detener el vehículo de carga pesada, los equipos tácticos SWAT tuvieron que intervenir.
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La situación se puso más tensa cuando SWAT decidió utilizar un vehículo blindado para abrir una ventana en la cabina del camión. Antes de entrar, la policía lanzó gas lacrimógeno en un esfuerzo por obligar al conductor a rendirse.
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Por último, lograron sacarlo a la fuerza y con ayuda de un perro al hombre que se resistía. El conductor tenía la cara totalmente ensangrentada la cara y se desconoce, de momento, qué llevaba en el camión y las causas de la detención.
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El sheriff del condado de Harris, Ed González, informó a los periodistas que el conductor del camión había estado llevando a cabo "maniobras evasivas", cambiando de carril repetidamente y desviándose en un aparente intento de evitar a las autoridades.
Se desconoce la razón por la que comenzó esta intervención, pero el comportamiento errático del sujeto llamó la atención de las fuerzas del orden. "Todavía no sabemos por qué actuaba de manera tan errática", expresó el sheriff González, añadiendo que el conductor parecía mostrar "algún tipo de deterioro grave".