Hollywood vivió un temblor en las últimas horas tras confirmarse que, Nicole Kidman y Keith Urban han decidido poner fin a su matrimonio tras 19 años juntos. La noticia ha sacudido titulares, dejó redes obsesionadas y alimentó rumores de una ruptura gestándose desde hace meses.
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Aunque ninguno de los protagonistas ha confirmado declaraciones oficiales, fuentes cercanas revelan que esta separación estaba lejos de ser una sorpresa para quienes los rodean.
La distancia entre Nicole Kidman y Keith Urban
La versión dominante sostiene que la pareja había estado viviendo separada desde el inicio del verano, con Urban mudado fuera de la residencia familiar en Nashville y Kidman luchando internamente por salvar lo que pareciera ya estar desgastado.
El contraste entre sus carreras y estilos de vida parece haber dejado huellas profundas. Por un lado, la actriz afrontaba rodajes internacionales, pues, recientemente culminó “Practical Magic 2” en Londres y manejaba una presencia artística global.
Por otro, el cantante y compositor estaba inmerso en su gira High and Alive World Tour, transitando ciudades, contratos y horarios que parecían alejarlo progresivamente del epicentro doméstico.
Una lucha interna
Amigos cercanos al cantante aseguran que la separación “no era un secreto” entre su círculo íntimo, e incluso muchos la veían como algo inevitable. Y es que las señales ya parecían esparcidas durante meses: desde publicaciones familiares que omitían al otro hasta habitaciones vacías.
Una fuente consultada por People señala con melancolía: “Ella no quería esto. Ha estado luchando por salvar el matrimonio”. Esa lucha se mezcló con el apoyo incondicional de su familia, especialmente de su hermana Antonia, que se convirtió en su refugio en esta tormenta personal.
En medio del caótico escenario emocional, sostener a sus hijas se convirtió en prioridad. Sunday Rose, de 17 años, y Faith Margaret, de 14, permanecen como el vínculo más sólido entre ellos.
Aunque la separación ha sido silenciosa públicamente, fuentes aseguran que ambos mantienen comunicación diaria para coordinar paternidad a distancia, decisiones escolares y estabilidad para las jóvenes.
Hablar de divorcio aún es prematuro, pues la ruptura fue oficial pero no desatada legalmente. Por ahora, ambos parecen operar con cautela, evitando prisas en trámites mientras procesan el impacto emocional y mediático que les deja finalizar un romance que comenzó cuando se cruzaron por primera vez en 2005.