El beisbol, introducido en Corea del Sur por misioneros estadounidenses en 1905, se ha convertido en el deporte más popular del país. Aunque inicialmente era un pasatiempo amateur, la creación de la KBO League en 1981 marcó el inicio de una era profesional que ha capturado el corazón de la nación.
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La KBO League, que comenzó con seis equipos, ahora cuenta con diez franquicias y una temporada regular de 144 encuentros. El éxito de la liga se refleja en su récord de asistencia, con más de 8 millones de espectadores en los estadios. Además, la liga disfruta de una excelente salud financiera, con ingresos significativos por ventas de entradas y patrocinios corporativos.
La KBO sirve también en muchas oportunidades para aquellos peloteros que buscan un segundo aire en sus carreras. La liga les sirve como vitrina para recuperar su nivel y ubicarse nuevamente en el ojo de cualquiera de las 30 organizaciones de Grandes Ligas para volver al beisbol organizado.
Los surcoreanos encuentran el beisbol atractivo por ser un sistema complejo de trabajo en equipo, donde la disciplina y las habilidades físicas de cada jugador son fundamentales para alcanzar la victoria. Además, para muchos jugadores, la KBO ofrece una oportunidad lucrativa, especialmente para aquellos que se encuentran entre las Grandes Ligas y Triple A en Estados Unidos. La diferencia salarial es notable, y la KBO se ha convertido en un destino atractivo para jugadores con experiencia en MLB.
Un caso destacado es el de Eric Thames, quien firmó con los NC Dinos por $800,000 y, tras un período exitoso en Corea, regresó a las Grandes Ligas con los Cerveceros de Milwaukee. Su historia es un testimonio de cómo la KBO puede ser un trampolín para el éxito internacional.
En resumen, el beisbol en Corea del Sur es más que un deporte; es una manifestación de la cultura nacional, un símbolo de éxito y una plataforma para el talento global.