El lanzador derecho Chase Burns no necesitó más que una tarde para dejar su nombre registrado en los libros de historia de las Grandes Ligas. En su esperado debut con los Rojos de Cincinnati, el serpentinero de 21 años desató todo su arsenal ante los Yankees de Nueva York, logrando lo que ningún abridor había hecho antes en su primer juego: ponchar a los primeros cinco bateadores que enfrentó. En apenas dos innings, ya sumaba seis abanicados.
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Una línea final que impresiona
El resultado total de su presentación: cinco entradas lanzadas, seis hits permitidos, tres carreras limpias, sin boletos y ocho ponches en 81 lanzamientos. Aunque los Yankees lograron descontar con tres anotaciones, Burns se mantuvo firme y dominante, consolidando su condición de principal prospecto del equipo de Ohio.
Un hito que remite a 1962
El dominio inicial de Burns evocó una hazaña ocurrida hace más de seis décadas. Solo Pete Richert, el 12 de abril de 1962 con los Dodgers, había logrado ponchar a los primeros seis rivales que enfrentó en su debut, aunque lo hizo como relevista ante los mismos Rojos. En los últimos 50 años, ningún lanzador había igualado un inicio tan fulminante como el de Burns.
La actuación de Chase Burns no solo entusiasma a la afición de los Rojos por su impacto inmediato, sino también por lo que representa a largo plazo: una rotación con talento joven y potencial de élite. Burns mostró temple, comando y una recta explosiva que podría convertirlo en la piedra angular del cuerpo monticular de la organización en los próximos años.