Un tiroteo masivo ocurrido el miércoles en la Escuela Católica de la Anunciación de Minneapolis dejó como saldo dos niños muertos y 17 personas heridas, 14 de ellas menores, en un ataque que ocurrió mientras los alumnos y feligreses participaban en la misa matutina, informaron autoridades locales. El agresor también murió en el lugar; las autoridades describen el hecho como un acto deliberado contra niños y fieles que asistían a la ceremonia.
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Detalles del ataque y la respuesta policial
El jefe de policía de Minneapolis, Brian O’Hara, explicó que el sospechoso —un hombre de poco más de 20 años— se colocó al costado de la iglesia y abrió fuego a través de las ventanas contra los niños sentados en las bancas durante la misa. Iba armado con un fusil, una escopeta y una pistola. Un testigo informó haber escuchado decenas de detonaciones, quizá hasta 50, en un lapso aproximado de cuatro minutos. Tras el tiroteo, la escuela fue evacuada y las familias fueron dirigidas a una zona de reunificación establecida por las autoridades.
Las víctimas fatales son dos niños de 8 y 10 años. Además, 17 personas resultaron heridas; de éstas, 14 son menores. Children’s Minnesota confirmó la admisión de cinco niños para recibir atención; Hennepin Healthcare también informó que estaba atendiendo a víctimas del incidente. Las autoridades señalaron que el agresor no tenía un historial criminal extenso conocido y que, tras las primeras labores en la escena, no existía ya una “amenaza activa” para los residentes.
La Escuela Católica de la Anunciación, fundada en 1923 y que atiende desde pre-kindergarten hasta octavo grado, tenía programada la misa para toda la comunidad a las 8:15 a.m.; el lunes anterior había sido el primer día de clases y las redes sociales del centro mostraban imágenes recientes de niños sonriendo en actividades de regreso a clases. Afuera, los alumnos vestían sus uniformes verde oscuro mientras salían de la escuela entre abrazos, llantos y la fuerte presencia policial.
Autoridades en el lugar
Autoridades locales, estatales y federales convergieron en el área para coordinar la respuesta y asistir a las víctimas y sus familias. El gobernador Tim Walz calificó la violencia de “horrible” y expresó su solidaridad; líderes políticos y comunitarios también se manifestaron. En medio de la conmoción, la policía informó que se colocaron tablones de madera para bloquear algunas puertas laterales mientras avanzaba la investigación.
El tiroteo tuvo lugar en un contexto de violencia en Minneapolis: en menos de 24 horas se registraron otros episodios armados en la ciudad, lo que ha aumentado la alarma pública. Además, el hecho se produce tras una ola de falsas advertencias de tiroteos en campus universitarios a nivel nacional, que ya habían elevado el nerviosismo entre comunidades escolares y universitarias con el inicio del curso académico.
Mientras la investigación forense y judicial avanza para determinar las causas y la secuencia exacta de los hechos, la ciudad y la escuela afrontan la tarea urgente de brindar apoyo psicológico y legal a las víctimas y a las familias. Minneapolis se prepara ahora para acompañar a una comunidad golpeada —padres, maestros y niños— que buscaban retomar la normalidad del regreso a clases y se encontraron con una tragedia que deja heridas profundas y preguntas urgentes por responder.