Los Tigres de Aragua ya pusieron en marcha la cuenta regresiva hacia la temporada 2025-2026 de la LVBP: pitcheo y receptores se reunirán el 23 de septiembre, un arranque pensado para afinar el brazo y la química en la batería, mientras que el 1 de octubre llegará la incorporación de los jugadores de posición, cuando el equipo comience a ensamblar su identidad ofensiva y defensiva.
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Estas dos fechas marcan el primer termómetro real de las ambiciones del club —desde el estado del bullpen hasta las piezas jóvenes que buscan un lugar— y prometen semanas de decisiones que definirán el rumbo de la campaña.
Preparación física y enfoque en el bullpen
La cita temprana de lanzadores y receptores obedece a una lógica clara: consolidar la batería de pitcheo. En las primeras jornadas los protocolos suelen centrarse en el acondicionamiento específico, el control de cargas y el trabajo en la mecánica para minimizar riesgos de lesiones.
Para un equipo como los Tigres, la atención al bullpen y a la sincronía entre catchers y lanzadores será clave; esos días iniciales permiten a los instructores evaluar el estado físico, la velocidad de la bola y la consistencia en el comando de los envíos.
Cuando se incorporen los jugadores de posición el 1 de octubre, el ritmo cambiará: entrenamientos de campo, sesiones de bateo contra lanzadores del equipo, y prácticas defensivas a mayor ritmo. Esa fase es la que suele definir la salud ofensiva de la plantilla y la disposición para el primer día de competencia. Además de la preparación técnica, el cuerpo técnico aprovechará para trabajar en la química de grupo, la estrategia defensiva y los turnos al bate en distintas situaciones de juego.
El calendario anunciado también abre la ventana para que los jóvenes prospectos y peloteros en recuperación compitan por un lugar en el róster. Con la pretemporada estructurada en dos etapas (pitcheo primero, posición después), los managers tienen más tiempo para rotar lanzadores, medir la resistencia y observar cómo responden bajo presión algunos candidatos a ocupar papeles relevantes. En muchos casos, las decisiones se toman no solo por rendimiento en los entrenamientos, sino por la capacidad de los jugadores para adaptarse a diferentes roles — apertura, relevo largo, situaciones de alta tensión— y así aportar a la profundidad del equipo.