No hay que ahondar mucho en el argumento de que Miguel Cabrera ha sido el mejor toletero nacido en Venezuela que se haya visto en las Grandes Ligas; ahí quedaron sus números, entre los mejores de la historia y solo es cuestión de aguardar 4 años más para esperar el momento en que sea elegido al Salón de la Fama.
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Mientras esa espera trasciende, el Señor Miggy ahora dedica la mayor parte de su tiempo a su familia, así lo señaló durante su participación en el podcast Tigers VIP, subido a la cuenta YouTube Detroit Tigers:
“La mayor parte estoy con mis hijos, apoyándolos en sus torneos, voleibol, beisbol y cualquier actividad que se nos aparezca en el camino, normalmente, como dice Víctor Martínez (risas), me desayuno y me desocupo”.
Para esta entrevista se trasladó a la ciudad de Detroit, en lo que es una de sus primeras visitas desde el año pasado ¿cómo ha vivido el tiempo fuera de la ciudad?
“Venir a Detroit es como venir a mi casa, me siento bien aquí, la paso agradable, tengo buenos amigos, comparto con ellos, traen muchos recuerdos bonitos y muchos sentimientos encontrados, esperemos estemos en el terreno con el equipo pronto, poderlos ayudar a que puedan remontar esta temporada y ganar más partidos”
¿Extrañas estar uniformado?
“Muchísimo, a veces pienso demasiado en el no jugar más beisbol, pero también entiendo que la etapa mía culminó, entiendo que es así, que la vida sigue y uno tiene que aceptar los nuevos retos. Extraño estar en el terreno, en un clubhouse, los viajes, estar en el terreno, jugar beisbol; espero que en un futuro no muy lejano pueda compartir en un terreno”, reconoció.
El motivo para anunciar su retiro fueron las reiteradas molestias en la rodilla derecha ¿cómo está ahora?
“Está bien, cuando hago actividades deportivas, me gusta jugar beach voleibol, cuando jugamos un torneo, que suelen ser de 7 a 10 juegos el mismo día, al siguiente día es cuando pasa factura, ahí es cuando digo fue bueno que me retiré”.
“Cuando estaba con Detroit vivía con esa molestia constante, fue una de las grandes frustraciones que tuve durante mi carrera, jugar con esos dolores, y bueno, aguantar”.
En 2019 llegó ese diagnóstico sobre el estado real de la rodilla, dónde él mismo reconoció iba a ser difícil continuar
“Fue algo que me dejó en shock, el primer diagnóstico era que perdería el año, eso fue como un golpe duro, al momento fue difícil digerirlo, lo único que decía era no puede ser, hasta que vinieron otros diagnósticos que no era recomendable operarlo, era preferible seguir así, tratar de seguir en terapia por el resto de mi carrera y lidiar con el dolor”.
“Una de las cosas que debo agradecer al equipo, al mánager, a toda la fanaticada fue la paciencia que me tuvieron, supieron manejarme, sabían que no podía rendir como antes, fueron cosas que no se hablaron mucho al público, son cosas que se deben quedar en el clubhouse, en el equipo”.