Durante su discurso en la Asamblea General de la ONU, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, expresó su gratitud hacia el gobierno de El Salvador por su colaboración en la detención de migrantes deportados. "Quiero agradecer al país de El Salvador por el exitoso y profesional trabajo que han hecho al recibir y encarcelar a tantos criminales que entraron a nuestro país", afirmó Trump, destacando la importancia de esta cooperación en el contexto de la política migratoria estadounidense.
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El mandatario no desaprovechó la oportunidad para criticar las políticas migratorias de su predecesor, Joe Biden. Trump defendió su enfoque estricto hacia la inmigración irregular, advirtiendo que quienes crucen la frontera sin autorización enfrentarán severas consecuencias: "la cárcel, la expulsión inmediata o, en sus palabras, 'algo más lejos'". Esta última referencia sugiere acuerdos que permiten transferir migrantes a terceros países sin pasar por procesos judiciales completos.
La migración irregular como problema global
Trump enfatizó que la migración irregular "está destruyendo" a las naciones y exhortó a otros gobiernos a tomar medidas al respecto. "Estados Unidos es respetado como nunca antes", aseguró, insinuando que su administración ha restablecido un enfoque más firme en cuestiones migratorias.
Desde su regreso a la Casa Blanca en enero, la política migratoria ha sido un tema central en la agenda de Trump. En este sentido, Washington ha buscado establecer alianzas con gobiernos dispuestos a colaborar en sus planes de deportación masiva. El Salvador, bajo la presidencia de Nayib Bukele, se ha convertido en uno de los aliados más cercanos.
Inversión en logística y sistema penitenciario
Según documentos judiciales recientes, Estados Unidos ha destinado $4.76 millones a El Salvador a cambio de la recepción de más de 200 migrantes expulsados. Esta ayuda, formalizada en una carta del Departamento de Estado el 22 de marzo pasado, tiene como objetivo fortalecer la logística y el sistema penitenciario del país para albergar a los deportados. La mayoría de estos migrantes eran de origen venezolano y fueron confinados en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), una megacárcel salvadoreña que ha sido objeto de críticas internacionales por presuntos abusos a los derechos humanos.
La relación entre Estados Unidos y El Salvador se ha intensificado en el ámbito de la política migratoria, con ambos países trabajando juntos para gestionar el flujo de migrantes.