En una industria donde las tendencias cambian cada semana, MORI ha decidido construir algo más difícil: una propuesta que no sigue algoritmos, sino emociones reales.
Jorge Luis Morillo Añez, se ha convertido en un espacio donde la vulnerabilidad, la identidad y la herencia venezolana conviven con la experimentación sonora, el pop y las fusiones contemporáneas.
Lejos de buscar una fórmula, MORI apuesta por un territorio propio: canciones que narran lo que vive, lo que siente y lo que cambia.
“Mi música es ese lugar donde todo tiene permiso. Siento mucho, cambio mucho, y MORI existe para que eso tenga voz”, afirma.
Formado en conservatorio desde los ocho años, creció entre solfeo, armonía y la exigencia de un maestro que lo quería ver convertido en violinista (aunque él lo viviera como tortura). Con los años entendió que esa rigurosidad fue su ancla: lo dotó de oído, criterio musical y una sensibilidad que hoy define su sello.
A los 17 lanzó su primer tema y descubrió el vértigo maravilloso de escucharse grabado, planear un lanzamiento y aparecer en YouTube sin saber nada del negocio. Junto a su primer grupo alcanzó 20.000 visualizaciones cuando las cifras aún no eran obsesión. “Ahí supe que esto pedía dedicación total. No había vuelta atrás".
Al mismo tiempo, MORI habla con lucidez de sus dos versiones: “Jorge quiso ser muchas cosas: deportista, universitario, cualquier vida posible. MORI en cambio siempre supo a dónde iba. MORI es música; Jorge es todo lo demás que uno resuelve para seguir adelante”, dice entre risas.
Ese equilibrio entre estructura y emoción le ha permitido crear un proyecto donde lo tropical, lo urbano, lo pop y las raíces venezolanas no compiten, sino que se entrelazan.
Lo suyo no es un género: es un punto de vista.
En medio de una cultura que le exige a los hombres no mostrar fragilidad, MORI pone la emoción en el centro de su obra.
“Desde salir a bailar con amigos hasta atravesar una pérdida, todo termina en mis canciones. Es la manera que tengo de procesar y de conectar”, explica.
Esa autenticidad lo ha convertido en un creador capaz de dialogar con públicos distintos: quienes buscan ritmos latinos modernos, quienes conectan con letras profundas y quienes valoran las fusiones que respetan sus raíces.
“No reniego de Venezuela ni en mi voz ni en mis mezclas. Cuando uno se escucha a uno mismo, la gente lo siente”, asegura.
Una carrera que se expande
Con solo 26 años y más de una década en la música, MORI ha construido un camino que mezcla independencia, técnica y una visión cada vez más precisa del artista que quiere ser. Su fe en el proceso es inquebrantable: “El cielo es grande y todos podemos brillar. Mi única regla es que cualquier éxito —incluso un viral— venga de algo que yo elegí crear”.
A lo largo de su carrera, MORI ha trabajado con artistas, creadoras y productores de gran impacto en Venezuela y la región:
- Daniela Barranco (con temas que superan millones de reproducciones)
- Steff Loaiza (creadora de alto alcance en plataformas digitales)
- Nina Minguez, Drea Dury, Luisfer Borjas, Grecia González y otros proyectos
- Sesiones y colaboraciones con Bull Nene, Oscarcito, Eudis Ruiz y Erick Brian (CNCO)
Su versatilidad, su oído entrenado y su autenticidad lo posicionan como una de las voces jóvenes más interesantes de la nueva ola venezolana y latina.
Más sobre MORI
Jorge Luis Morillo Añez es intérprete, compositor y productor venezolano con formación académica en música y más de diez años de carrera. A lo largo de su carrera, MORI ha colaborado con artistas de alto impacto regional y global. Entre ellos:
- Daniela Barranco, con temas que superan millones de reproducciones.
- Steff Loaiza, creadora influyente con presencia masiva en plataformas.
- Nina Minguez, Drea Dury, Luisfer Borjas, Grecia González y otros proyectos destacados.
- Participaciones en sesiones con figuras como Bull Nene, Oscarcito, Eudis Ruiz y Erick Brian (CNCO).
