Los Tigres de Aragua, quienes habían arrancado la temporada con un récord intacto de cuatro victorias, vieron su racha cortada en un choque cargado de tensión, buen pitcheo y hasta de lluvia. En el estadio Nueva Esparta de Guatamare, los Bravos de Margarita se impusieron 3-1 en siete entradas.
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El duelo arrancó como una lucha pareja de lanzadores. Los abridores de ambos equipos cumplieron sus cuatro capítulos sin permitir carreras. Sin embargo, todo se quebró en el quinto episodio, cuando el cubano Roel Santos conectó un doble que produjo dos carreras claves para los insulares.
Aragua intentó reaccionar en el sexto inning, cuando llenó las bases y forzó un boleto que llevó al plato la primera carrera visitante, pero no pudieron convertir esa urgencia en letras grandes. En el cierre del séptimo, un jonrón solitario de Moisés Gómez por el jardín izquierdo ante Jonathan Vargas amplió la ventaja a 3-1 justo antes de que la lluvia entrara en escena.
La tormenta decretó entonces que el encuentro no continuara: al estar cumplidas las siete entradas reglamentarias, el partido fue declarado oficial. La lluvia no solo marcó el momento final, también aportó dramatismo al cierre de una serie invicta. Los Bravos usaron tres lanzadores, entre ellos el ganador Eddy Demurias y el inesperado salvador Luis Pacheco, para neutralizar el embate bengalí
Con este resultado, Tigres de Aragua terminó la semana con récord de 4-1, al tiempo que Margarita, con marca de 2-2, celebra haber derribado a uno de los equipos mejor arrancados de la temporada.
El triunfo de los Bravos deja varias lecturas: por un lado, el valor de aprovechar los momentos decisivos, como lo hizo Santos con su batazo y Gómez con el jonrón. Por otro, la importancia del bullpen, que en esta ocasión fue superior al de los felinos. Y finalmente, un recordatorio de que en el béisbol venezolano, más allá de los clubes favoritos, cualquier equipo puede sorprender cuando las piezas se alinean.