No hay beisbolista que se destaque en las Grandes Ligas que no sueñe con poder ingresar al Salón de la Fama del beisbol. Y es que el mítico museo estadounidense es, sin lugar a dudas, el pináculo para el estudio de la historia de dicho deporte en los Estados Unidos y más allá de sus fronteras.
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En 1936 se levantó el telón con la primera clase que tuvo a sus primeros cinco peloteros inmortalizados, quienes a lo largo de sus respectivas carreras profesionales dejaron los números suficientes para ser honrados en ese especial lugar de Cooperstown, Nueva York.
A continuación hacemos un repaso con parte de esa trayectoria magnífica que los llevó a convertirse en los primeros beisbolistas miembros del Salón de la Fama.
Ty Cobb
El jardinero central, que desarrolló su carrera en los Detroit Tigers y los Philadelphia Athletics entre 1905 y 1928, ingresó al Salón de la Fama con el mayor porcentaje de votos (98,23%) de dicha clase. A día de hoy todavía retiene el récord de mayor promedio de bateo (.367) en las Mayores.
De por vida dejó una línea de bateo de .367/.433/.513 en 3034 juegos, con 4191 imparables en 11429 turnos al bate, 723 dobles, 297 triples, 117 jonrones, 2246 carreras anotadas, 1938 impulsadas y .946 de OPS.
Babe Ruth
Considerado como uno de los mejores jugadores de beisbol de todos los tiempos, todo fanático de esta disciplina sabe de quién se trata. Inició su trayectoria deportiva en 1914 con Boston Red Sox , hasta que en 1920 fue traspasado a los New York Yankees, hasta que en 1935 se retiró con Boston Braves siendo jugador y entrenador a la vez.
Ruth ingresó al Salón de la Fama con un 95,13% de votos gracias a sus increíbles estadísticas. Bateó para .342/.474/.690 en 2.504 encuentros, con 2873 indiscutibles en 8399 visitas al plato, 506 dobles, 136 triples, 714 cuadrangulares, 2174 carreras anotadas, 2213 remolcadas y 1.164 de OPS.
Asimismo, también se destacó sobre el montículo y finalizó con marca de 94-46 en 163 juegos (148 como abridor), 2.28 de efectividad, 1.16 de WHIP, 400 carreras permitidas, 441 bases por bolas, y 488 ponches en 1221.1 innings de labor.
Honus Wagner
Se trató del campocorto que, seguramente, motivó a varias generaciones de jugadores a destacarse en dicha posición en el beisbol. Entre sus proezas están el haber ganado el título de bateo en ocho ocasiones, así como la Serie Mundial de 1909. Debutó en las Grandes Ligas en 1897 con Louisville Colonels y luego formó parte de Pittsburgh Pirates desde 1900 hasta su retiro en 1917.
De por vida baeó para .329/.392/.466 en 2.661 compromisos, con 3430 inatrapables en 10430 turnos al bate, 640 dobles, 252 triples, 101 jonrones, 1736 carreras anotadas, 1732 empujadas, y .858 de OPS.
Christy Mathewson
Uno de los primeros lanzadores en ingresar al Salón de la Fama (90.71% de votos). En 1900 inicia sus aventuras en las Mayores de la mano de New York Giants, quienes lo mantuvieron en sus filas hasta 1916 cuando finalizó su carrera con Cincinnati Reds. Entre sus proezas destacan el haber ganado la Triple Corona en 1905 y 1908, así como la Serie Mundial de 1905 luego de ganar tres encuentros por blanqueada.
Tras su paso por el mejor beisbol del mundo dejó marca de 373 victorias, 188 derrotas y 29 salvados en 635 juegos (551 como abridor), con 2.13 de efectividad, 1.06 de WHIP, 1617 carreras permitidas, 844 bases por bolas, y 2502 ponches en 4780.2 entradas de labor.
Walter Johnson
El último miembro de esta primera clase en ingresar al Salón de la Fama. Con el 83.63% de los votos, el lanzador derecho fue todo un ícono de Washington Senators desde su debut en las Mayores en 1907 hasta su retiro en 1927. Cabe mencionar que entre sus hazañas están tres Triple Corona (1913, 1918 y 1924), sin mencionar que en 1916 no concedió ningún cuadrangular, una marca aún vigente en las Mayores.
De por vida dejó marca de 417 triunfos, 279 reveses y 34 salvados en 802 encuentros (666 como abridor), con 2.17 de efectividad, 1.06 de WHIP, 1902 carreras permitidas, 1363 boletos, y 3508 abanicados en 5914.1 innings lanzados.