Los Atlanta Braves han enviado una señal de alerta al resto de las Grandes Ligas (MLB): su bullpen de cierre se perfila como una de las unidades más dominantes y eficientes del béisbol moderno.
Un dato estadístico reciente subraya la magnitud de su movimiento: solo cinco relevistas en toda la MLB han mantenido un WHIP (walks plus hits per innings pitched) por debajo de 1.00 desde la temporada 2022 (con un mínimo de 200 innings lanzados), y los Braves han logrado reunir a dos de ellos en la parte final de su cuerpo de lanzadores.
¿Qué significa WHIP bajo 1.00?
El WHIP es considerada una de las métricas de eficiencia más importantes para un lanzador, especialmente para los relevistas. Un valor bajo indica que el lanzador permite muy pocos corredores en base por inning (ya sea por hit o por base por bolas).
El dúo dinámico de Atlanta
Los dos nombres que ahora blindan el cierre de los Braves y que están en la lista de los cinco mejores relevistas de la MLB por WHIP desde 2022 son: Raisel Iglesias (WHIP 0.96) y Robert Suarez (WHIP 0.98).
El cubano Iglesias ha sido la pieza central del bullpen de Atlanta, fungiendo como cerrador estelar, y ahora es complementado por Suárez. Ambos lanzadores se ubican en la parte baja de la lista de élite, la cual está encabezada por Tyler Holton (con un WHIP de 0.89). Holton es seguido de cerca por el estelar Emmanuel Clase, quien registra un 0.91, y por Jason Adam, con 0.94. La adquisición o el alto rendimiento de Robert Suarez (0.98), junto a Iglesias (0.96), crea una pared de contención virtualmente impenetrable en las entradas 8 y 9 para el equipo de Atlanta.
La estrategia de los Braves
El movimiento estratégico de los Braves refleja una tendencia moderna en la MLB: la importancia crítica de acortar los juegos. En las series de playoffs, donde cada carrera cuenta y los abridores suelen ser retirados antes de completar las siete entradas, tener dos lanzadores capaces de manejar la presión con una eficiencia tan alta es una ventaja competitiva enorme.
Con Iglesias y Suárez, Atlanta no solo asegura el noveno inning (la función tradicional del cerrador), sino que también tiene la flexibilidad de utilizar a otro relevista de élite en el octavo inning o en situaciones de alto apalancamiento, garantizando que el juego quede "acortado" a siete entradas en las manos del abridor.