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En un caso que desafía las normas sanitarias y legales, una familia religiosa en Valiente, Boca Chica, República Dominicana, se ha negado a sepultar a Joneivis García, de 31 años, quien falleció por insuficiencias cardíacas. La familia, basándose en sus creencias cristianas de la resurrección, ha mantenido el cadáver en una habitación de su hogar durante más de 10 días, argumentando que esperan un milagro.
Expertos han señalado que, según la normativa y por razones de salud pública, un cuerpo declarado muerto generalmente debe ser sepultado o cremado en un plazo de 24 horas. La exposición del cadáver durante más de una semana ha generado preocupaciones sobre la salud de quienes están cerca, ya que los cuerpos emanan gases tóxicos después de la muerte.
El presidente del Consejo Dominicano de Unidad Evangélica ha calificado la acción de la familia como una mala interpretación de los mensajes bíblicos. El especialista en salud mental, Roberto Díaz, sugiere que la negativa al duelo podría estar relacionada con la pérdida de su pariente.
Las autoridades de salud y forenses han intervenido para abordar la situación y asegurar que se tomen las medidas adecuadas para preservar la salud pública y respetar los protocolos legales.