La actividad sísmica en Islandia ha aumentado de forma notable en las últimas semanas, lo que ha generado una gran expectación entre los científicos y la población. Se han registrado más de 40.000 temblores desde el 24 de febrero, algunos de ellos de magnitud superior a 5, que han sacudido la península de Reykjanes, al suroeste del país.
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Esta zona forma parte de un sistema volcánico que lleva unos 800 años sin entrar en erupción, pero que podría hacerlo en cualquier momento, según advierten los expertos de la Oficina Meteorológica de Islandia (OMI). De hecho, se ha detectado una fisura de unos 500 metros de longitud en el valle de Geldingardalur, cerca del volcán Fagradalsfjall, por donde podría salir la lava.
La erupción, si se produce, no se espera que sea muy violenta ni que arroje mucha ceniza, como ocurrió en 2010 con el volcán Eyjafjallajökull, que paralizó el tráfico aéreo en toda Europa. Se trataría más bien de una erupción basáltica efusiva, que consiste en un flujo lento y continuo de lava que puede recorrer varios kilómetros y formar espectaculares fuentes de hasta 100 metros de altura.
Sin embargo, la erupción podría tener consecuencias para la ciudad de Grindavik, un pueblo de pescadores con unos 3.500 habitantes que se encuentra a solo 8 kilómetros de la fisura. Los residentes de esta localidad se han quejado de no poder dormir por los constantes temblores y de estar preocupados por el riesgo de que la lava alcance sus casas o infraestructuras vitales, como la planta geotérmica que abastece de energía a la zona.
Las autoridades han pedido a la población que se mantenga alerta y que siga las recomendaciones de seguridad, como cerrar las ventanas para evitar la contaminación por los gases volcánicos. También han habilitado un sistema de alerta temprana por SMS y han desplegado equipos de rescate y bomberos por si fuera necesario evacuar a los habitantes.
Por otro lado, la posible erupción ha despertado el interés de muchos curiosos y aficionados a la fotografía, que esperan poder captar imágenes impresionantes de la lava y el cielo rojo. Sin embargo, las autoridades han advertido que el acceso al área de la erupción es difícil y peligroso, y que solo se debe hacer con el equipo y la autorización adecuados.