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Cuba ha anunciado una reforma fiscal que establece nuevos impuestos progresivos sobre los ingresos personales, con tasas que alcanzan hasta el 50%. La medida, vigente desde 2025, busca afrontar los retos económicos actuales del país, reforzar la recaudación estatal y garantizar el financiamiento de servicios públicos esenciales.
El nuevo sistema de impuestos en Cuba está diseñado para ser progresivo, lo que significa que las tasas aumentan en función de los ingresos percibidos. Los contribuyentes con mayores ingresos estarán sujetos a una tasa del 50%, mientras que quienes perciban ingresos menores se beneficiarán de tasas más bajas, este enfoque busca reducir la brecha económica y promover una mayor equidad fiscal.
El crecimiento del sector privado en Cuba, especialmente en los últimos años, ha sido un motor clave para la economía, sin embargo, la implementación de estas nuevas tasas impositivas podría representar un desafío para emprendedores y pequeñas empresas. Muchos de ellos ya enfrentan dificultades relacionadas con la escasez de recursos y las limitaciones de acceso a insumos básicos, lo que podría complicarse aún más con una carga fiscal mayor.
La reforma fiscal ha generado reacciones mixtas en la población y entre los expertos, algunos consideran que estas tasas podrían frenar el desarrollo económico y fomentar la evasión fiscal. Sin embargo, otros defienden la medida como un mecanismo para redistribuir los recursos y garantizar servicios básicos como salud y educación, en beneficio de toda la población.
Para garantizar el cumplimiento de las normativas fiscales, el gobierno ha implementado inspecciones más rigurosas. Además, las sanciones para quienes no cumplan con sus obligaciones tributarias incluyen multas considerables y restricciones operativas, buscando así evitar irregularidades en la recaudación de impuestos.