Andruw Jones se encuentra en su octavo año en la boleta del Salón de la Fama y, si bien su candidatura ha sido objeto de debate, su carrera llena de logros defensivos y poder ofensivo le otorgan un caso muy convincente para ser elegido a Cooperstown.
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Dominio defensivo inigualable
La defensa de Jones en el jardín central fue legendaria. Con 10 Guantes de Oro en su haber, solo un selecto grupo de jardineros se ha acercado a esa marca, incluyendo a leyendas como Roberto Clemente y Willie Mays.
De hecho, Jones es uno de los pocos jugadores que logró ganar 10 Guantes de Oro, junto a nombres como Ken Griffey Jr. e Ichiro Suzuki, todos ellos miembros del Salón de la Fama o con una clara trayectoria hacia él.
Pero el número de Guantes de Oro no es solo un trofeo simbólico. Jones también lideró las estadísticas defensivas con un impresionante WAR defensivo de 24.4, el más alto de cualquier jardinero en la historia de la MLB, superando a grandes como Mays.
Este dominio defensivo no solo es un testimonio de su habilidad, sino también de su impacto en los juegos. De 1997 a 2007, su WAR defensivo de 26.7 estuvo muy por encima de cualquier otro defensor.
Poder ofensivo en su apogeo
Si bien la defensa fue su sello distintivo, Andruw Jones también destacó con el bate. Durante su período de 1998 a 2006, conectó 319 jonrones y acumuló 940 carreras impulsadas, números que lo colocaron entre los mejores de las Grandes Ligas en ese lapso.
Su poder lo llevó a conectar 434 jonrones a lo largo de su carrera, incluyendo una impresionante temporada de 51 jonrones en 2005, cifra que lo puso al frente de la MLB.
A pesar de sus logros defensivos y ofensivos, la segunda mitad de su carrera, que transcurrió entre 2008 y 2012 con los Dodgers, Rangers, White Sox y Yankees, fue mucho menos productiva.
Su promedio de bateo descendió y su slugging de .424 junto a un bajo promedio de .210 generaron dudas sobre su consistencia en la última parte de su carrera.
A lo largo de los años, el porcentaje de votos de Andruw Jones ha ido en aumento, reflejando el reconocimiento de su impacto en el juego. Desde un modesto 7.3% en 2018, ha subido hasta el 61.6% en 2024.