El reciente paso de DANA por España ha dejado una estela de devastación en varias provincias, especialmente en Valencia. Con hasta ahora 62 fallecidos y severas afectaciones en infraestructura, este fenómeno meteorológico extremo ha provocado una respuesta de emergencia sin precedentes, que incluye apagones, cortes de transporte y una gran movilización de equipos de rescate y asistencia.
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Las inundaciones provocadas por la DANA han dejado, hasta el momento, un saldo de al menos 62 personas fallecidas en la provincia de Valencia, según informes del Ministerio del Interior. El Instituto de Medicina Legal ha desplegado nueve equipos forenses para atender la difícil tarea de levantar los cadáveres en áreas afectadas. Además, en localidades como Mira (Cuenca) y Letur (Albacete), dos mujeres han perdido la vida, mientras que se reporta la desaparición de otras cinco personas, agravando la magnitud de esta tragedia.
Los apagones han afectado a aproximadamente 155.000 personas en diversas zonas, mientras que el sistema de transporte se encuentra seriamente comprometido. En particular, el servicio de tren de alta velocidad entre Madrid y la Comunidad Valenciana ha quedado suspendido, complicando aún más los desplazamientos y las labores de rescate. Estos cortes de energía han dejado a muchas comunidades sin acceso a servicios básicos, y se están realizando esfuerzos para restablecer el suministro eléctrico lo antes posible.
El Ministerio de Defensa ha activado una amplia operación de emergencia que incluye morgues portátiles ante el temor de que puedan hallarse más víctimas entre los escombros y el lodo. También se han movilizado unidades aéreas, psicólogos militares y equipos especializados de búsqueda con perros adiestrados para localizar a las personas atrapadas o desaparecidas. Este despliegue se ha concentrado principalmente en las zonas más afectadas, donde el rescate y recuperación siguen siendo prioritarios.
Durante la noche, equipos de rescate han trabajado incansablemente para auxiliar a decenas de personas atrapadas en sus vehículos o refugiadas en lugares improvisados. Muchos ciudadanos tuvieron que subirse a techos de coches, camiones y gasolineras para evitar las aguas que subían rápidamente.