El magnate de los deportes Dana White, ha puesto su mira en el boxeo, un deporte históricamente fragmentado. En colaboración con el poderoso promotor saudí Turki Alalshikh, White busca revolucionar el pugilismo profesional con una nueva liga que, de manera radical, no reconocerá a los organismos sancionadores tradicionales.
Este movimiento ha sacudido los cimientos del boxeo, un mundo regido por cuerpos como el Consejo Mundial de Boxeo (WBC), la Asociación Mundial de Boxeo (WBA), la Federación Internacional de Boxeo (IBF) y la Organización Mundial de Boxeo (WBO). La premisa de White es simple, pero audaz: eliminar la burocracia y las múltiples versiones de un mismo título de campeón que, en su opinión, confunden a los aficionados y obstaculizan la organización de peleas entre "los mejores contra los mejores".
Un modelo de negocio disruptivo
El plan de White es replicar el exitoso modelo de la UFC, con la reducción de las 18 divisiones de peso del boxeo a solo 10, y el establecimiento de un único campeón por categoría. Este enfoque no solo simplificaría el panorama para los seguidores, sino que también aseguraría que los campeones sean indiscutibles, algo que actualmente solo ocurre en el boxeo cuando los promotores logran acuerdos para unificar títulos.
Esta visión ha generado tanto apoyo como críticas. Mientras figuras como el campeón mexicano Canelo Álvarez han expresado su respaldo, viendo un futuro donde los boxeadores sean mejor tratados, el presidente del WBC, Mauricio Sulaimán, ha manifestado su preocupación. En un sistema sin organismos sancionadores, los rankings, las sanciones y las decisiones clave sobre los combates quedarían en manos de una sola entidad, lo que podría generar un nuevo tipo de conflicto de interés.
El proyecto de White y Alalshikh representa un desafío directo a las estructuras de poder que han dominado el boxeo durante décadas. Al rechazar el reconocimiento de los cinturones y los rankings tradicionales, la nueva liga busca establecerse como una fuerza independiente, prometiendo "los mejores salarios" para los peleadores que se unan a sus filas. Esto no solo pone en peligro el prestigio de los organismos, sino que también podría cambiar para siempre la forma en que el boxeo opera a nivel global.
Para muchos, esta es una oportunidad necesaria para modernizar el deporte y hacerlo más accesible para los nuevos públicos. Para otros, es una amenaza a la rica historia y la tradición del boxeo. El tiempo dirá si este audaz experimento de Dana White se convierte en el "nocaut" que el boxeo necesita, o si simplemente se suma a la larga lista de ligas que han intentado sin éxito desafiar el statu quo.